Opinión

La jugada de Sánchez

El PSOE estaba obligado a presentar la moción de censura. Aunque en fase menguante según el decir de las encuestas, sigue siendo el primer partido de la oposición y Pedro Sánchez no podía dejar pasar la ocasión que le brindaba la sentencia del caso Gürtel.Sánchez no podía desaprovechar la oportunidad de recuperar, siquiera por unos días, el protagonismo en la vida política que se le resiste. Entre otras razones porque no es diputado. ¿Cuál es su objetivo? El más aparente sería salir airoso de la moción y acabar como nuevo inquilino de La Moncloa. No lo tiene fácil. Lo sabe. Pero el hecho de que hasta el momento no haya abierto una ronda de contactos para allegar apoyos entre el resto de las fuerzas políticas con representación parlamentaria sugiere que para él lo más importante ya lo ha conseguido: ocupar el centro del escenario de la vida política española.
Plantar la bandera y levantar cabeza recordando que el PSOE es el primer partido de la izquierda. La sombra de Podemos le persigue y acompleja. Después está la aritmética. Sabido que el PNV espera y no está claro su voto y que Ciudadanos no le va a apoyar salvo que se comprometa a convocar elecciones en plazo pactado y próximo, sólo cuenta con Unidos Podemos y Compromís. Los demás grupos -ERC, JxCat, PDeCAT o Bildu están en el proyecto secesionista contrario a la Constitución. Su eventual apoyo le podría crear muchos problemas a Sánchez en su propio partido. El ex presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra acaba de decir que le preocupan más los separatistas que la corrupción del PP. Así las cosas, la posición de Sánchez es frágil. Él ha tratado de reducir el dilema a un: "Rajoy sí, Rajoy no" que emplaza a los grupos a retratarse desde una perspectiva ética, prepolítica, podríamos decir. Pero en la política cada uno defiende lo suyo y nadie da nada sin recibir algo a cambio. En cualquier caso, el viaje de Sánchez al centro del escenario político ya ha rendido réditos. Esa es su jugada. Aunque pierda la moción, gana en protagonismo. Puede que la cosa no vaya más allá.

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