Opinión

Era mentira

Nunca fue un 80%. Acaba de publicarse un encuesta muy seria que refleja que un 42% de los catalanes serían partidarios de celebrar un referéndum sobre la independencia frente a un 56% que se declara partidario de aparcar el "procés" separatista y aprovechar la oferta del Gobierno de Pedro Sánchez para mejorar el actual régimen autonómico. El sondeo lo ha realizado la empresa GESOP (Barómetro Político Catalán) para El Periódico.
Todo el mundo lo intuía, pero sólo algunos políticos se atrevían a decirlo. Siempre en minoría en los medios catalanes frente a tantos voceros mediáticos entregados al "procés". Por no hablar de los políticos separatistas que habían convertido en mantra que en Cataluña había un 80% de ciudadanos partidarios de celebrar una consulta de esta naturaleza.
Es sabido que repetir una y mil veces una idea -por alejada de la realidad que resulte,- acaba arraigando en el imaginario de la gente. Es el caso de otro de los mantras del universo en el que se mueven los separatistas. Me refiero al llamado "derecho a decidir". Un eufemismo que asimilan al derecho de autodeterminación y que fue ideado para soslayar un hecho insalvable: en el Derecho Internacional, las Naciones Unidas solo reconocen los procesos de autodeterminación para territorios que han sido colonias o fruto de ocupación militar. No es el caso de Cataluña.
Pero en relación con el derecho y el respeto a las leyes los políticos separatistas han dado pruebas sobradas de su falta de escrúpulos. Y así les va. Porque el entusiasmo que despierta la última propuesta del prófugo Puigdemont es escaso. Ahora quiere embarcar al personal en un fantasmagórico Consejo de la República que no secundan los dirigentes de ERC que están optando por una vía pragmática. Quieren presentar a su líder Oriol Junqueras (en prisión provisional a la espera de juicio), como candidato a las elecciones al Parlamento Europeo. Un juicio que podría producirse en fechas cercanas a las elecciones municipales y europeas. Y puede que también las autonómicas catalanas porque Quim Torra podría aprovechar un escenario del que pueden derivarse fuertes condenas para tensar la cuerda separatista trasladando la política a la calle. ERC no participa de esa estrategia. Optan por las luces largas. Mantienen el discurso independentista, pero, al margen de las salidas del diputado Rufián, le guiñan un ojo al Gobierno de Pedro Sánchez para que mire hacia el mundo de las togas. Ahora mismo está en juego la aprobación de los Presupuestos. SI salen adelante Sánchez seguirá en La Moncloa y es allí, tiempo al tiempo, donde el Consejo de Ministros puede conceder indultos. Aquí, cada uno va a lo suyo.

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