Opinión

El poder no desgasta

Si diéramos crédito al panorama que dibujan la encuestas sobre intención de voto podríamos concluir que tenía razón Giulio Andreotti cuando decía que no es el poder lo que desgasta porque de verdad, lo que desgasta, es la oposición. Ejemplo señero tendríamos -ya con arreglo al pronóstico de los sondeos- en el caso de Pedro Sánchez que ahora mismo sería el político más valorado -seguido de Albert Rivera- y que habría conseguido colocar al PSOE en cabeza de todos las encuestas.
Desde que llegó a La Moncloa gracias a la palanca de la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy Sánchez ha venido utilizando el escaparate del Gobierno para reconstruir su posición dentro de su propio partido al tiempo que sus asesores creaban un relato de triunfador empleándose a fondo en las técnicas del culto a la personalidad. Sobre todo en términos mediáticos. Abrir los telediarios saludando a alguno de los principales mandatarios internacionales: Macron, Merkel o Trump da mucho juego y en el imaginario popular contribuye a crear una idea potente de liderazgo. Ese proceso de afirmación de su personalidad política coincide en el tiempo con las dificultades por las que atraviesan algunos de sus adversarios: Pablo Casado recién llegado al PP y desnortado por la irrupción de Vox; Pablo Iglesias desconcertado ante el desmoronamiento de Podemos y Albert Rivera descolocado desde la moción de censura. Las encuestas señalan que ningún partido conseguirá mayoría suficiente por sí mismo y eso quiere decir que se abren las puertas de los pactos post electorales. El escenario está claramente dividido en dos bloques izquierda-derecha y en el flanco, como siempre, levantan su campamento los nacionalistas. El PSOE que en las últimas elecciones sufrió con la amenaza del "sorpasso" por cuenta de Podemos, ahora respira tranquilo al ver que los votantes que se fueron con Iglesias le abandonan para volver al regazo socialista. Quien no duerme es Pablo Casado. Al PP todos los sondeos le pronostican una copiosa sangría de votos en dirección a Vox y en menor medida, también hacia Ciudadanos. En ese marco el papel de los nacionalistas puede ser determinante a la hora de decidir el color del futuro Gobierno de la Nación. Si el día 28 de abril las urnas corroboran lo que señalan estos días todas las encuestas, no habrá cambio de colchones en La Moncloa y Pedro Sánchez seguirá recorriendo mundo a bordo del Falcon 900 demostrando que era más listo que quienes le tildaban de corto.

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