Opinión

Agazapado

El ciudadano Mariano Rajoy permanece agazapado. A la espera del momento en el que el PSOE, derrotado y rendido, facilite con su abstención la investidura presidencial. En ninguna parte está escrito que la política sea un reino en el que reina la justicia. En el caso que nos ocupa los titulares de la Prensa reflejan en paralelo la guerra civil que está destrozando al PSOE, la ataraxia de Rajoy, el apacible sesteo de los dirigentes del PP y las escandalosas confesiones judiciales de Francisco Correa, cabecilla de la trama de corruptores del caso Gürtel: "Génova (sede nacional del PP) era mi casa. Tenía una tarjeta como los dirigentes del partido y no pasaba por el escáner" .
Es el mundo al revés. La corrupción no paga precio político. Obtiene indulto en las urnas de la mano de los votantes conservadores mientras que la compleja sicología de los militantes que se proclaman de izquierdas opta por la división y el enfrentamiento. De esa atracción por el abismo y en el caso del PSOE por obra de la errada estrategia seguida por el hoy defenestrado Pedro Sánchez, Mariano Rajoy saca premio y provecho. Un Rajoy al que en otro país con otra tradición de exigencias éticas, habrían colocado políticamente contra las cuerdas las revelaciones que va realizando Correa al ponerle fechas y circunstancias a las corrupciones fraguadas en Génova. Decir como ha dicho que apenas recordaba a Paco Correa, el correveidile de todas las campañas electorales y otros eventos llevados a cabo por el PP durante más de una década, no se sostiene. Tras aquél revelador "Luis, sé fuerte...", mensaje enviado por Rajoy el día que detuvieron a Bárcenas, también cuesta creer que el ex tesorero del partido y ex senador Luis Bárcenas era un "outsider" que amasaba millones por su cuenta a espaldas del partido. Pese a que tiene la investidura en la punta de los dedos es por todas estas sombras por las que el ciudadano Mariano Rajoy permanece agazapado.

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