Opinión

La guerra de los "indepes"

Estamos ya en el día "D" y el cierre de la campaña de las elecciones catalanas, más allá de los rifirrafes de última horahabituales entre partidos, lo más llamativo ha sido la ruptura del llamado bloque independentista. Ha habido un "choque de trenes" entre el que está en Bruselas, tomándose cafés, y el que está encerrado, en la cárcel de Estremera. Junqueras desde prisión le ha dicho a su antaño president que él padece las consecuencias de sus actos en la cárcel mientras el rentabiliza en votos su libertad. "Estoy aquí porque no me escondo nunca de lo que hago y porque soy consecuente conmis actos, decisiones, pensamientos, sentimientos y voluntad", afirmó el exnúmero dos de la Generalitat en una clara alusión al fugado, sin citarle.
ERC ya no oculta su enfrentamiento y desconfianza hacia Puigdemont, lo cual complica una hipotética coalición electoral en el caso de que ambas fuerzas y la CUP no sumen mayoría absoluta. "Puigdemont se ha estancado. No ganará las elecciones, según los sondeos internos que tenemos", decían en privado a los periodistas varios miembros de ERCconvencidos que serán los republicanos la fuerza ganadora del independentismo.
Así pues la "guerra de los indepes" ya es un secreto a voces y nos irá dando muchos titulares a los periodistas. ¿Alguien pensaba que la izquierda republicana y la derecha convergente no terminarían por tirarse los trastos a la cabeza? Ha sido un matrimonio de conveniencia y ahora muchos ya no quieren la conveniencia de esa foto de familia donde unos viven a cuerpo de rey y otros entre rejas. El otro día me decía Inés Arrimadas en una entrevista que todos ellos se han envuelto en la estelada para tapar muchas cosas: entre otras todos los casos de corrupción, y por supuesto la mala gestión. "Somos la Comunidad Autónoma más endeudada, han intentado ocultar por todos los medios que quien robaba no era España sino ellos, y además no tienen un proyecto de futuro para Cataluña. El `procés` no sólo ha servido para tapar todo esto, sino que ha sido un problema en sí mismo, porque ha generado tal inestabilidad que ha hecho huir a las empresas, roto familias y fracturado la sociedad. No hay ni una sola cosa buena, ni una, que haya traído el `procés`, y al final Puigdemont ha huido pero la gente en Cataluña a la que ha perjudicado no puede huir y se tiene que enfrentar con la realidad todos los días", afirmaba textualmente la candidata de Cs, y no le falta razón.
Ya veremos la sentencia definitiva de las urnas pero estamos en un escenario de tanta volatilidad, de tanta incertidumbre y el porcentaje de indecisos, según las encuestas, es todavía tan alto que la única forma de inclinar el voto tal vez sea apelar al sentido común de los catalanes, a todos esos que asisten espantados a esa ruptura de la sociedad, donde el seny, que tan bien les definía no hace tanto, ha saltado por los aires por un puñado de políticos irresponsables que les han situado al borde del abismo. Han pasado los tiempos de las promesas huecas y como no hay más ciego que quien no quiere ver ¡ojalá las urnas llenas a rebosar de votos, pongan a cada uno en su sitio! Volver al día de la marmota nos llevaría a una melancolía insufrible que no nos merecemos nadie.

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