Opinión

Con más pena que gloria

De esta manera avanza la campaña electoral que concluirá el próximo viernes, para dar paso a la jornada de reflexión del sábado y a las elecciones del domingo. Quizás está siendo la campaña que menos interés, y no digamos entusiasmo ciudadano, ha despertado desde aquellas primeras elecciones democráticas de 1977. Si la comparación se hace con las pasiones y emociones provocadas por los eventos deportivos de estos días y por la final de la Champions del próximo sábado entre el Real y el Atlético de Madrid, entonces el balance es desolador para los que andan estos días en campaña. 
Es verdad que las elecciones europeas son las que los ciudadanos contemplan de una manera más distante y lejana, fundamentalmente porque las instituciones con sede en Bruselas y Estrasburgo -el Parlamento, el Consejo, la Comisión- son todavía poco conocidas; no se sabe muy bien cuáles son sus competencias, cual es la incidencia de las decisiones que allí se adoptan en la vida cotidiana de las personas. Pero no es menos cierto que estas elecciones llegan en un momento en que la desafección de la gente respecto a la clase política alcanza niveles muy altos. Por eso, es más que probable que el próximo domingo la cuota de abstención se acerque o incluso supere el 60%, lo cual sería un dato que debería hacer reflexionar a los dirigentes políticos. 
Estas elecciones europeas tendrán, como se dice habitualmente, una lectura en clave nacional. Serán las primeras de una larga serie de citas con las urnas, que tendrán su continuación en las municipales y autonómicas en la primavera del año que viene y en las generales en el otoño de 2015. Por eso, el resultado que obtengan este domingo los dos grandes partidos nacionales, el PP y el PSOE, no será baladí. Habrá que ver cuántos votos saca cada uno; quién queda por delante del otro y qué efectos inmediatos tiene en sus respectivos liderazgos, sobre todo si es el PSOE el que pierde, cuál será el futuro de su actual secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. 
Pero también será interesante analizar si el tan cacareado "bipartidismo" PP-PSOE se resiente o aguanta el previsible castigo que van a sufrir ambas formaciones políticas. En este sentido, la irrupción de nuevas fuerzas políticas -Ciudadanos, Vox, Podemos- o el crecimiento de otras como IU o UPyD también servirá de pauta para corroborar si en las citas electorales del próximo año estaremos ante un escenario político donde el abanico de partidos se abra mucho más. Todas esas dudas empezarán a poder ser despejadas en la noche del próximo domingo. ¿Hay una gran expectación por ello? Me temo que el que pueda existir, es superado con creces por el que despierta la final de la Champions en Lisboa del próximo sábado.

Te puede interesar