Opinión

El efecto Syriza

El rotundo triunfo del "no" en el referéndum griego celebrado el pasado domingo puede ser analizado e interpretado desde diversos ángulos. Y sus consecuencias también son diversas. Como en las próximas horas y días, los miembros del Eurogrupo tendrán que tomar una decisión sobre qué hacer con Grecia, y para eso será determinante la postura final que adopte Alemania, dejemos que decidan ante una situación realmente difícil y delicada, en primer lugar para el propio pueblo griego pero también para el futuro de la Unión Europea.
Desde una perspectiva más cercana y en una primera reacción, el triunfo del "no" en Grecia podría ser valorado como un balón de oxígeno para el hermano español de Syriza que no es otro que Podemos. A cinco meses de unas elecciones generales decisivas en España, la foto del primer ministro griego Alexis Tsipras con Pablo Iglesias valdría su peso en oro. De hecho esa foto ya se produjo en Atenas el pasado mes de febrero cuando el líder de Podemos acudió a un mitin de Syriza tres días antes de las elecciones griegas es las que resultó vencedor el partido de Tsipras. ¿Se imaginan esa misma foto dentro de unos meses, por ejemplo, en la plaza de toros de las Ventas en el mitin fin de campaña de Podemos?
Pero no es todo oro lo que reluce para Podemos con la victoria de Syriza en el referéndum del domingo. De aquí a noviembre pueden pasar muchas cosas en Grecia. De hecho ya han pasado y se han visto en la televisión en las últimas semanas. El "corralito" griego, las colas de ciudadanos para sacar 60€ de los cajeros automáticos; los pensionistas guardando también su turno para sacar de los bancos 120€ a la semana de su pensión, es algo que ha tenido también su impacto en nuestro País. Y aunque los propios líderes de Podemos ya se han encargado de repetir hasta la saciedad que España no es Grecia, el "efecto" contagio, o si se prefiere, el miedo a las políticas económicas que podría aplicar Podemos si llega al poder es algo que puede hacer reflexionar y mucho a una parte de esos votantes que en las elecciones europeas de hace una año o en las autonómicas y municipales del pasado 24 de mayo dieron su apoyo a la formación liderada por Pablo Iglesias.
Por eso, los líderes de Podemos no han salido en estas horas en tromba a celebrar el triunfo del "no" en Grecia. Son conscientes que son observados con lupa, no sólo por parte de su potencial electorado, sino por las cancillerías europeas que no querrán que en España, dentro de cinco meses, puedan llegar a gobernar quienes han apoyado sin ambages a Syriza y a Alexis Tsipras en su enfrentamiento con Europa. Son las dos caras de la misma moneda para Podemos: han ganado sus amigos en Grecia, pero no les conviene que se jalee demasiado

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