Opinión

Macho FIFA

Está usted cansado de la independencia virtual, unilateral, ilegal y suspendida de Cataluña? Es comprensible. Buenos aliados para salirse de la vorágine informativa monopolizadora pueden ser la información meteorológica o el fútbol.
Pues hablemos de fútbol. Hablemos de la FIFA. Esa supra entidad que, a pesar de las acusaciones de corrupción, de gestión de dudosa transparencia en los millonarios negocios del futbol internacional, sigue poniendo las condiciones para el ejercicio del deporte más popular del planeta.
El futbol femenino no es un negocio. La FIFA no lo ha dicho nunca de manera explícita, la verdad es que tampoco hace falta. Basta con su comportamiento siempre despectivo, sin ninguna voluntad de conceder visibilidad alguna a las jugadoras, más que lo estrictamente necesario para evitar denuncias mayores. Los ejemplos son innumerables, como las amenazas constantes a las jugadoras que se atreven a reclamar idénticos salarios que los hombres… Como han hecho recientemente las futbolistas danesas.
La última jugada de los señores FIFA ha sido la de elegir a la jugadora holandesa Lieke Martens como la futbolista del año y, al mismo tiempo, programarle un partido el mismo día de la entrega del premio, de manera que no pueda asistir a la gala. ¿Qué importancia puede tener que esta jugadora no recoja su premio? Ninguna. Ninguna mujer puede ser comparable a un Messi o a un Ronaldo, auténticas máquinas de hacer dinero. Ellas están ahí para cumplir con los requerimientos de la RSC (responsabilidad Social Corporativa) de la FIFA y nada más,  por lo cual, cuanto menos espacio mediático ocupen mejor.
Parece evidente que, como decía Francisco de Quevedo, quien manda es el “poderoso caballero, don dinero”. El fútbol femenino, por ahora, no consigue generar esos resultados millonarios, ni esas escandalosas ventas de derechos televisivos. Tal vez en un futuro el partido se de la vuelta y ellas logren meter un gol al machismo reinante. 
Mientras tanto no podemos permanecer impasibles ante el ataque sistemático de una FIFA misógena. 
Sería preciso recordar que esta entidad es la Federación Internacional de Futbol, que es quien organiza la Copa Mundial de Futbol y los Torneos Olímpicos, entre otras competiciones mundiales. Agrupa a 211 asociaciones o federaciones de futbol de distintos países del mundo, prácticamente todos los Estados democráticos del planeta,  todos los que han firmado su adhesión a la ONU, por tanto todos los que tácitamente  reconocen los derechos de las mujeres.
La pregunta es, por tanto, muy simple: ¿Acaso esos 211 países que la componen no deberían exigir un tratamiento igualitario con las futbolistas femeninas? 
Podemos esperar a que el tiempo convierta al deporte femenino en un gran negocio, pero no podemos aguardar para cumplir con la propia legislación que los estados democráticos han votado: la plena igualdad de oportunidades para mujeres y hombres. Alguien debería recordárselo a los señores de la FIFA que se reunen en Zurich.
* Presidenta de Executivas de Galicia

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