Opinión

La paupérrima pensión de los autónomos

La pensión media por jubilación de un autónomo es exactamente de 698'85 euros. Es decir, 487,36 euros menos que la media de una pensión de un asalariado del régimen general.
Es urgente y necesario establecer un sistema de cotización en base a los ingresos reales, ya que de no hacerlo así, estaríamos derivando a un colectivo compuesto por más de tres millones de personas, y creciendo, a tener unos ingresos por pensión que les situarían en el ámbito del umbral de pobreza.
Precisamente estás paupérrimas pensiones es uno de los factores que explican porque un alto número de hogares en Galicia tienen serios problemas y una reducida capacidad para afrontar determinados gastos. De esta forma, y según los datos oficiales del instituto gallego de estadística, el 37,46 de los gallegos han tenido que adoptar severas medidas de ajuste en sus vidas para poder seguir haciendo frente a los distintos gastos principales de sus hogares. Y hasta un 52,27% de los hogares en Galicia manifiestan que el pago de los gastos periódicos de su vivienda supone una dificultad notoria. A lo que debo añadir que en mi provincia, Ourense, tenemos las pensiones más bajas del conjunto del estado. 
En resumidas cuentas, que si nos aprietan más fiscalmente, estaríamos rompiendo definitivamente la frágil economía familiar de cientos de miles de gallegos, arrojándolos irremediablemente a los umbrales de pobreza que diferentes estadísticas, Caritas entre ellos, nos recuerdan dramáticamente una y otra vez. 
Pero dicho esto, mientras la deuda pública no deja de crecer y crecer, la deuda de las familias sigue disminuyendo y este dato si es positivo, situándose actualmente en los 717.899 millones de euros en el cómputo nacional, un 2,4% menos en la comparativa interanual según los informes del Banco de España. Con lo nos situamos en el nivel de deuda previó al inicio de la crisis económica y con el dato concreto de que hasta el 77,2% del endeudamiento de las familias viene originado por la inversión o gastos en la vivienda. En conclusión, si el próximo ejecutivo de la nación (si lo hay) tiene un mínimo de sentido común, espero y deseo que baje los impuestos y la carga fiscal a familias y empresas. De no hacerlo así, instituciones como Cáritas no van dar abasto, por desgracia y para sonrojo de unos cuantos (si es que alguna vez se sonrojan por algo). 
Por esto mismo, quiero recordar que 712.000 hogares en España no tienen ningún tipo de ingresos según la última EPA, mientras en Galicia hasta un 45% de los parados llevan más de dos años en la búsqueda activa de empleo sin encontrarlo, o lo que es lo mismo, cien mil gallegos y gallegas están en una situación más que delicada, por lo que lejos de mejorar la situación Caritas detecta más y más solicitudes de ayuda que se alargan el doble de tiempo que anteriormente y todo ello con un demandante social cuya edad oscila entre los 30 y 55 años, de los cuales muchos de ellos no tienen ningún tipo de ayuda o ingreso económico. Y donde se constata cristalinamente, que la falta de un trabajo deriva irremediablemente en él enquistamiento de la pobreza, quedando reflejado de una forma costatable  en la saturación de los comedores sociales y centros de pernocta de la institución . Conclusión final: las personas vivimos de realidades tangibles y no de las expectativas virtuales que nos intentar vender algunos  políticos incoherentes .
 

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