Opinión

Autónomos: nueva vuelta de tuerca

Una vez más, la lectura de la letra pequeña de los Presupuestos Generales del Estado para 2016 nos deja sorpresas no muy agradables y nos adelantan que al colectivo de los autónomos, los grandes sufridores de la columna vertebral económica de este país, conjuntamente con las familias, volverán a ver incrementadas, (como en los cuatro últimos años en un 5%) su cotización. Lo que deriva al colectivo de autónomos a practicar nuevamente un esfuerzo contributivo no acorde con sus ingresos reales. En concreto, 500.000 autónomos se verán perjudicados por la subida de la base mínima de cotización que quedaría fijada en 893,19 euros al mes.
Ese no es el camino a seguir en una estela de frágil recuperación. Apretar aún más, tributariamente y fiscalmente a los más débiles, nunca lo es.
Bajo mi opinión se hacen necesarias propuestas, como que por debajo del SMI mensual, los autónomos se den de alta sin pagar cuota alguna y que no tengan que liquidar el IVA. De este modo, los ingresos generados se deberán declarar únicamente en IRPF. Líneas de actuación que marquen que por encima del SMI mensual, se elimine el sistema de cuota mínima a pagar la Seguridad Social y se establezca un tanto por cien que pueda crecer con la facturación hasta el tope de lo que pagaría en régimen general. En definitiva, no convirtamos una vez más el auto empleo y el emprendimiento en una carrera de obstáculos en las que muchos se queden en el camino antes de tiempo o incluso ni se les dé la oportunidad de comenzar su actividad económica. Y más en una comunidad, como Galicia, donde el cambio de tejido productivo ha sido inexistente y donde una vez más el sector servicios y la construcción son los únicos pilares económicos sólidos capaces de generar empleo, y ahí están los datos del INE para confirmarlo. Y digo esto, al contrastar a mayores, como las erróneas políticas agroganaderas practicadas por las diferentes administraciones, han provocado el cierre de miles de explotaciones en las cuatro provincias gallegas en los últimos años. No se ha sabido potenciar el relevo generacional ni se han practicado políticas económicas y sociales acordes a fijar población en nuestro desértico rural. De ahí se explican en buena parte las casi 300.000 viviendas vacías en nuestra Galicia, la mayor parte de ellas ubicadas en nuestros concellos del interior y de menos de 5.000 habitantes, donde la falta de viabilidad económica deriva irremediablemente al brutal descenso demográfico de decenas de concellos. Cientos de núcleos vacíos o semivacíos donde el tener tres habitantes es de récord Guinness. ¿Es esta la Galicia que queremos? Pienso y creo que no, por lo que los cambios son necesarios, si estos son sensatos, prudentes  y se practican con las ideas cristalinas.
 

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