Opinión

Armando Guerra

Siempre recordaremos a Armando como una persona entrañable que no desperdiciaba ningún momento de su vida y vivía el arte como parte del sentir diario. Observaba el mundo a su alrededor pasar ante él con una fina ironía. Sabio y culto, con una vitalidad innata que nos trasmitía día a día a todos los que tuvimos la suerte de trabajar con él. Siempre con buen sentido de humor incluso en los momentos más conflictivos. 

“Observaba el mundo a su alrededor pasar con una fina ironía”


Con toda esa filosofía vital asumió su vida y también su enfermedad. Sabía lo que tenía pero aún conservaba el ánimo y la ilusión de seguir pintando. Era un luchador y sólo lo vimos flaquear por la emoción el martes 16 de enero. Llegó de visita al centro y se encontró con un homenaje cariñoso de toda la comunidad escolar, un reconocimiento tierno y sencillo, prácticamente espontáneo que tanto  él como su familia desconocían . 


Dejó aflorar las lágrimas al ver la placa en su honor en su amada aula de plástica en la que tantas horas pasó durante más de cuarenta años. A las lágrimas siguió la satisfacción de vernos a todos, compañeros y alumnado en el paraninfo, aplaudiendo y sintiendo que todos éramos uno al grito de ARMANDO GUERRA!

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