Opinión

Por el bien de España

No nos equivocamos quienes dijimos y escribimos que algo cambiaría tras el paso por Zarzuela de Rivera, Sánchez y Rajoy, líderes de las tres fuerzas políticas comprometidas con la razón de Estado, el bien de España y el compartido deseo de no desairar al Rey.
Las reservas de sentido común salieron del armario. Ahora hay que darles forma. No será difícil si se confirma la voluntad de entenderse en los espacios comunes (unidad de España, estado del bienestar, compromiso europeo, lucha antiterrorista) sobre los que Rajoy espera asentar la complicidad necesaria para terminar con el vacío de poder que tanto daño nos hace.
El jueves pasado era un día para salir del atolladero. Y lo fue. Por fin un paso en la buena dirección hacia la gobernabilidad. Eso es lo que supone el encargo del Rey para formar Gobierno y la aceptación de Rajoy para intentarlo en un plazo razonable. Es la novedad respecto a lo ocurrido en la otra Legislatura, cuando el candidato del PP declinó la propuesta de Felipe VI.
"Le he dicho al Rey que no tengo los apoyos suficientes pero que intentaré tenerlos. Por mí no va a quedar", explicó el presidente en funciones. Así que hoy estamos más cerca de ver el cierre del paréntesis más tonto de la política nacional desde que este país calmó su hambre atrasada de libertades en 1978.
Como la felicidad nunca es completa, en el aire queda la ecuación verbal de Rajoy al distinguir entre ir a un Gobierno con 137 diputados e ir hacia la investidura con 137 diputados ¿Nos está diciendo que no pedirá la confianza de la Cámara si no tiene los suficientes apoyos para salir elegido al menos en segunda vuelta, por mayoría simple?
Parece un jarro de agua fría, pero quienes nos alistamos en el optimismo percibimos un ánimo constructivo en Rajoy, Rivera y Sánchez después de ver al Rey. La frase "No podemos permitir una nueva frustración de los españoles" salió de la boca del presidente en funciones, pero los lideres del PSOE y Ciudadanos dijeron los mismo con otras palabras.
En fin, hay que congratularse también de que Zarzuela haya hecho el milagro. O haya contribuido a crear las condiciones para que se produzca el milagro del desbloqueo. Eso pasaba por pedir a los tres líderes de inequívoco compromiso constitucional que demostrasen con hechos su adhesión a los intereses generales, el bien de España y su cacareado rechazo a una tercera llamada a las urnas.
El paso adelante de Rajoy, como titular del derecho y el deber de formar Gobierno, merece un paso atrás del socialista Sánchez en sus posiciones obstruccionistas de hecho. Lo cual no quiere decir que el líder del PSOE deba revisar su decisión de no apoyar "lo que queremos cambiar". Una cosa es el alineamiento (apoyo) y otra la neutralidad (abstención), al menos en lo que se refiere a la votación de investidura.

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