Opinión

Desde el otro lado

Traslado la corresponsalía por un día a Pontevedra, donde los Presupuestos de la Xunta han sido recibidos como "unha aldraxe" por los medios de la Boa Vila, desde los de comunicación a los políticos. Nada que no haya ocurrido ni ocurra en el resto de Galicia, no digamos en Vigo, donde cada presupuesto del Estado o la Comunidad Autónoma ha sido convertido tradicionalmente en "casus belli". Para 2015, Vigo sale bien parado en las cuentas con proyectos viables aunque sin nada nuevo. Y sobre todo, con el hospital finalizado, lo que abrirá un capítulo en la sanidad metropolitana. Pero en Pontevedra no hay dinero para la reforma de su complejo hospitalario o la construcción de uno nuevo, y apenas una cantidad muy reducida para los nuevos juzgados. Como el Presupuestos del Estado tampoco ha sido especialmente generoso -salvo con la línea del Eje Atlántico, aunque su destino es Vigo- resulta lógico el sentimiento de abandono y desolación. En realidad, son sólo números y si en 2015 Vigo aparece muy favorecido, en 2016 resulta probable que las cuentas indiquen una fuerte caída en la inversión, precisamente por no aparecer ya el hospital.
Pero nada de eso se contempla en Pontevedra, donde hay convicción de que Vigo ha tenido un trato favorable por parte del actual Gobierno gallego que se habría iniciado con la creación de la Delegación Territorial  viguesa independiente del resto de la provincia, como una demarcación propia, que en la Boa Vila todavía no se ha digerido. Su alcalde, el astuto Lores, logró quizá la reelección gracias a la manifestación que montó entonces. El localismo vende.

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