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¿Y si mi palmera tiene el picudo rojo?

La desinformación es una de las causas del rápido avance de la plaga del escarabajo picudo rojo, que está terminando con la palmera canaria en Vigo y otros concellos cercanos

El coleóptero Rhynchophorusferrugineus, más conocido como picudo rojo por su profundo color óxido lleva ya un tiempo con nosotros. Detectado por primera vez en la península en 1993su avance ha sido imparable. Su llegada a Galicia se produce a finales de 2013, donde partiendo de Gondomar la plaga se ha extendido a veinte concellos de la provincia de Pontevedra, siendo Vilagarcía de Arousa su límite por el momento. Vigo ha sido, sin duda, uno de los lugares más afectados con la muerte de ejemplares de gran antigüedad como los de Plaza de Compostela, Areal o Pereiró. La primera de las cuatro palmeras del Hotel Universal, por ejemplo, fue talada el pasado 1 de junio, mientras que unos días más tarde caía el centenario ejemplar de la villa de Rosendo Silva, diseño de Michel Pacewicz enclavado en plena calle López Mora.
La voracidad del picudo, que coloniza las palmeras por centenares y se alimenta de ellas hasta matarlas supone un duro reto para instituciones, empresas y particulares. En comunidades como Cataluña, Comunidad Valenciana, Canarias, Baleares, Andalucía o Murcia la plaga es ya endémica, amenazando desde 2005 enclaves como el palmeral de Elche, considerado el mayor de Europa y declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO.
El escarabajo afecta principalmente a la palmera canaria, si bien ataca de forma secundaria la variedad datilera, no descartándose que pueda afectar otras especies con el transcurso del tiempo. Los síntomas, producidos por las galerías que excavan las larvas del insecto dentro del tronco para alimentarse, no son visibles hasta un tiempo después que la palmera haya sido infestada. Decaimiento de las hojas, que giran sobre su eje longitudinal y amarillean progresivamente, con daños especialmente en las proximidades de la inserción en el tronco, pareciendo las hojas despeinadas, son quizá los signos más evidentes de una infección avanzada.
La prevención es la principal arma contra la plaga. En el mercado existen diversas empresas especializadas en la lucha contra el picudo rojo a través de métodos fitosanitarios, endoterapia, tratamiento mediante hongos e incluso cirugía, además de trampas para atrapar a los ejemplares en vuelo. El precio de estos tratamientos oscila entre las pocas decenas y varios cientos de euros, teniendo en cuenta que deben ser aplicados de forma periódica a la palmera. La tala, cuyo coste puede oscilar entre los mil y los dos mil euros, tampoco parece una opción atractiva, especialmente en el caso de los ejemplares más antiguos.

(*) Archivero, historiador y autor de Morriña de Cuba, Proyecto Palmera.
 

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