Opinión

Un macabro juego ruso

Pues, dilecta leyente, si no tuviéramos bastante con los juegos peligrosos derivados de apuestas que luego cuelgan en las redes sociales, ahora se suman otros retos para nuestros adolescentes, como el de la “ballena azul”, originario de Rusia de donde se ha expandido, sobre todo a América Latina, que termina en suicidio, simulando a una ballena varada que se niega a ser devuelta a su hábitat natural; y que ha llegado a España.
Sí, dilecta, si ve a un crío de 13 años con la inscripción grabada en el cuerpo “F57” es que se está iniciando en el juego y puede tomar las medidas preventivas adecuadas, pero si la inscripción es de una ballena azul en el brazo, la cosa está más avanzada, pero no ha llegado ni a la mitad del ritual, El auténtico peligro comienza cuando se encierre a ver compulsivamente películas de terror, sin hablar con nadie y se le detecten cortes superficiales. El último paso, que constituye la prueba 50, termina con el suicidio del adolescente, normalmente ahorcándose con una cuerda en su habitación o arrojándose por el balcón. 
La secuencia de los retos que hay que superar se imponen al candidato a través de un administrador o curador, vía redes sociales, y el fin que se persigue según su creador, es: “Limpiar” a la sociedad, empujando al suicidio a quienes considera como inútiles. Lo que denota una ideología nazi similar a la de la selección natural, eliminado a los que  consideran una rémora para la colectividad o como les denominaba uno de los administradores “deshechos biodegradables”.
Por lo tanto, el juego va dirigido a adolescentes vulnerables, deprimidos o con baja estima, a los que la superación de cada prueba les supone una satisfacción personal produciéndoles sensaciones intensas que les hace olvidar sus frustraciones, llevándoles a una especie de limbo en que la muerte es el último reto.
Desde el punto de vista penal, cuanto menos, los “directores espirituales” del macabro juego incurrirían en el delito de “inducción al suicidio”. Ahora, desde Brasil, nos llega un juego opuesto, al que denominan el juego de la “ballena rosa” que pretende ser al antídoto de aquél, orientado a que los jóvenes mantengan una actitud positiva, pero que parece bastante ingenuo y poco eficaz. En cualquier caso, es mejor acudir a los profesionales para que procedan al desagüe del lavado de cerebro, como se haría con los adeptos a cualquier secta destructiva. 
¡Que no cunda el pánico! En España sólo se han detectado dos casos, cogidos a tiempo, y tampoco cabe achacar todos los suicidios de jóvenes a tal macabro juego, pero hay que tomar medidas profilácticas. “Un hombre solo teme a la muerte si tiene algo por lo que vivir”.
 

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