Opinión

La última broma a los ciudadanos

Han pasado más de cuatro meses desde las elecciones generales del 20-D. Desde entonces, los partidos políticos no han sido capaces de llegar a acuerdos por distintas razones. Ya se están encargando sus representantes de echarse las culpas unos a otros de esta inédita, pero sobre todo ridícula y cateta situación. España es diferente, aunque no sepamos muy bien por qué a estas alturas de la democracia. Parece que no han tenido bastante, que no nos han tomado el pelo lo suficiente y ayer los valencianos de Compromís nos atizaban una propuesta in extremis, en la que ni ellos mismos creían y a la que calificaban de milagro. Treinta puntos en tres folios para un gobierno a seis partidos. Puntos sin desarrollar, pero de los que en su mayoría se desprende más gasto público y muchas derogaciones de leyes ya existentes. Un relato breve, una serie de enunciados, que lejos de mantener a España en la senda del crecimiento y la generación de empleo, nos llevarían de nuevo a la ruina y a la incapacidad de financiarnos.
Es tremendo que el PSOE saliera enseguida a decir que comparten 27 de los 30 puntos. Eso sí, los que se sumaran tendrían que aceptar a Pedro Sánchez como presidente, comprometerse a aprobar dos presupuestos y una moción de censura a mitad de legislatura. A Pedro Sánchez ya no le importa absolutamente nada -no sé si alguna vez le importó- el futuro de España y de los españoles. Le plantean un gobierno ingobernable con medidas inaceptables y dice que sí. Menos mal que Ciudadanos no ha tardado mucho en desligarse de ese tipo de acuerdos, al igual que Podemos que ya está en modo elecciones, al menos hasta la hora de cerrar este artículo.
La tomadura de pelo a los ciudadanos de este país rozó ayer lo esperpéntico, aunque tiene la virtualidad de que muchos más se habrán dado cuenta de las tretas de una parte mollar de la nueva política, de qué iba a esto de gobernar a cualquier precio y de echar de la vida pública al partido con más militantes y con más votantes. Vamos a ver si acaba ya esta comedia y volvemos a las urnas. Eso sí, con la esperanza de que algo cambie para que no se tenga que repetir este lamentable espectáculo protagonizado por activistas más que por políticos.

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