Opinión

Los troles cobardes y la basura

Tengo que reconocer que me encanta Internet. Cuando miro atrás pienso en como nos ha cambiado la vida a golpe de clic y la revolución que ha supuesto poder estar conectado desde el ordenador de nuestra casa con cualquier lugar del mundo. Cuando terminé la carrera de periodismo, mi primer trabajo fue en la delegación del desaparecido periódico `Ya` en Toledo. Escribíamos a máquina con papel copia y lo enviábamos a la sede central en una especie de rudimentario fax, que siempre estaba estropeado. Una copia del texto nos la quedábamos nosotros, los redactores, otra el director y la otra se mandaba a Madrid en autobús al igual que hacíamos con las fotos. Hay muchísimas anécdotas de carretes de fotos o textos que no llegaban a tiempo para publicar en la edición de ese día, y algunos colegas se llevaron más de un susto, con amenaza de despido incluida, porque el autobús no esperaba y no te podías dormir en los laureles a la hora de escribir las noticias.
Internet nos ha cambiado la vida a todos y es una herramienta fabulosa de acceso a información que salva vidas y tiene un incalculable valor para colaborar con los países más desfavorecidos. Las redes sociales han cambiado la forma de comunicarnos pero ¡como todo! tienen una cara oculta y sombría: la de aquellos que las utilizan para la discriminación de género, sexual o racial, el insulto y la vejación.
Estos días se ha publicado en los periódicos que un grupo de diputadas británicas, de diferente ideología política, han lanzado una campaña y un programa de acción contra los abusos por Internet de contenido misógino, racista, religioso, xenófobo o sexual. La ex ministra laborista Yvette Cooper, arropada por la conservadora y ex ministra Maria Miller y la diputada liberal Jo Swinson, entre otras, se han fijado varias áreas para combatir a los troles o los que insultan desde el anonimato. El papel de la Policía y la Judicatura para determinar cuándo una amenaza o un acoso se convierte en crimen, la función de medios y plataformas de comunicación pública o qué deben hacer organizaciones como sindicatos, patronales o víctimas para plantar cara a los abusadores son algunos de los campos a los que se dirige "Reclaim the Internet".
Si de muestra vale un botón, con motivo del lanzamiento de la campaña se han conocido los resultados de una investigación de Demos en torno al uso de las palabras "puerca" y "puta" en Twitter de Reino Unido durante tres semanas del pasado mes de abril. La monitorización ha detectado el envío de 10.000 agresivos tuits dirigidos a 6.500 personas durante el periodo de tiempo citado. Por otro lado internacionalmente, durante las mismas tres semanas, las palabras "puerca" y "puta" se han utilizado en 200.000 tuits de contenido agresivo mandados a 80.000 personas.
Los datos hablan por sí mismos del nivel de agresividad, falta de respeto y abuso que se difunde en las redes y cada vez son más los personajes famosos : actores, políticos, escritores o periodistas que terminan por cerrar sus cuentas ante la avalancha de infamias que reciben. Yo hace muchísimo tiempo que cuando recibo un tuit ofensivo
sea de alta o baja intensidad, bloqueo a la persona que lo envía y así lo estamos haciendo muchísima gente de mi profesión, ante la cantidad de basura que algunos utilizan.
No se trata de rechazar la crítica, se trata de no tolerar el insulto gratuito que conduce a nada. Está más que comprobado que los partidos políticos utilizan a la redes como arma electoral, lo cual seria lo normal si no fuera porque son "armas de destrucción masiva" dirigidas a los adversarios o a cualquier persona de relevancia pública
que no piensa como ellos. Solo hay que mirar los perfiles sean o no "cara de huevo" para darte cuenta que tienen un origen claro de ataque sectario, entre otras cosas porque la mayoría de las veces son gente con nombres imaginarios que tienen poquísimos seguidores.
De hecho el periódico `The Guardian`, con su proyecto "The Web We Want", ha analizado el contenido abusivo o insultante de los 70 millones de comentarios que se han hecho a la publicación online desde 2006. De los diez columnistas más denigrados de la publicación, ocho son mujeres y dos hombres de raza negra. De los diez columnistas menos agraviados del diario, todos son hombres. Los filtros impuestos por la publicación bloquearon 1,4 millones de mensajes (un 2% de la totalidad) por sobrepasar la raya roja impuesta por el periódico.
Por otro lado y aprovechando, la campaña varías diputadas del Reino Unido se han atrevido a denunciar el acoso que llevaban años soportando. Amenazas de ser violadas, adjetivos peyorativos por la apariencia física, comentarios degradantes sexualmente u opiniones vejatorias y en algunos casos se ha conseguido detener e imputar delitos a los remitentes.
Otra manera diferente plantar cara a los trolls es el de la escritora JK Rowling, autora de la saga de Harry Potter, que se enfrentó a algunos usuarios hasta callarlos aunque después cerró su cuenta. Sea como fuere, con este tipo de campañas u otras hay que dignificar internet y expulsar de las redes a estos malnacidos que amparándose en el cobarde anonimato reparten basura a diestro, y siniestro y eso es tarea de todos. ¡Basta ya!

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