Sociedad

Traspasar la barrera de los 120 años, cada vez más cerca

Una pareja de jubilados observa unos grandes veleros en el puerto de Cádiz.
photo_camera Una pareja de jubilados observa unos grandes veleros en el puerto de Cádiz.

Los avances de la biomedicina permiten pensar a los humanos en batir los topes de la longevidad

¿Puede el ser humano romper su límite biológico de 120 años de vida? La alimentación, el ejercicio, poco estrés y la genética son los grandes secretos de los centenarios, pero los avances de la biomedicina permiten pensar que, no muy tarde, la humanidad pueda batir todos los topes de la longevidad.
Es uno de los aspectos analizados en "Longevidad y envejecimiento en el tercer milenio: nuevas perspectivas", escrito por José Miguel Rodríguez-Pardo, Profesor de Ciencias Actuariales en la Universidad Carlos III de Madrid, y Antonio López Farré, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Una obra que, a partir del estudio de las poblaciones más longevas del mundo desde el punto de vista personal, económico y social, se mete de lleno en el organismo humano y el conocimiento biomédico para dar una explicación a las causas y las consecuencias de una vida cada vez más perdurable.
Las denominadas "zonas azules" del planeta, aquellas en los que un número significativo de personas alcanzan o superan los 100 años -y, lo que es más importante, en buenas condiciones- son cinco: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Nicoya (Costa Rica), Loma Linda (EEUU) y Cerdeña (Italia).
Aunque distantes entre sí y cada una con sus particularidades, sus ancianos tienen nexos como una cuidada alimentación basada en el consumo de verduras, frutas y pescado; actividad física moderada, poco estrés y tiempo para la meditación o la relajación.

La felicidad
Muchos de estos aspectos los desarrollan "inconscientemente", señala López Farré. "Por ejemplo, en Icaria, donde seis de cada diez personas superan los 90 años de edad, tienen que subir y bajar por la montaña diariamente para comprar el pan, o se echan una siesta de unos 30 minutos", añade. Pero si hay algo que les une es la felicidad: "Todos los centenarios a los que hemos preguntado han contestado que son felices", asegura el catedrático.
En España no existen zonas o pueblos que destaquen por una longevidad excepcional, aunque son Málaga y Melide (A Coruña) las que más sobresalen por su cifra de centenarios; con todo, se trata del cuarto país del mundo con mayor esperanza de vida, que es de 83,2 años de media (80,4, para los hombres y 85,9 para las mujeres, según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística).
Obviamente, el ADN de estas personas es parte de la explicación a su larga supervivencia, pero aquellos que no han tenido la misma suerte deben saber que a día de hoy "la genética se puede modificar a través de los hábitos de vida". Es la epigenética, una parte de la genética que analiza cómo los factores externos, tales como la nutrición, el entorno en el que se vive  o el estrés, pueden modificar o corregir la forma en que se expresa un gen, cambios que, según algunos estudios científicos recogidos en el libro presentado esta semana en la Fundación Mapfre, podrían ser hereditarios.n

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