Opinión

Saber es como sabor, sin dejar de saber, no lo dude

Yo me retiro, me apeo del título del `Entrar a por uvas´de hoy. Es pretencioso, intenta ridiculizar al que no sabe...”, esta conciencia mía, que tiene el don de la  palabra, para hacerse entender mejor. Uno, al que los años le hacen mirar a las personas y a los objetos  a media distancia, como si tuviera vista cansada; a  los afectados por ese mal ocular, la presbicia, dicen los iniciados en la ciencia ocular, vista cansada replicamos los legos. Según esa reina del lenguaje castellano que es María Moliner, aunque hace mucho que no está con nosotros, autora del Diccionario del uso del español , al que padece presbicia se le llama présbita, ¡qué nombre!. Y en Wikipedia, aseguran que los que sufren vista cansada leen a mas de 33 centímetros para diferenciar las letras.
No nos pelearemos con los señores de la Real Academia Española para descifrar la cabecera de esta sección hoy miércoles 22 de marzo, cuando escribo. Sí, los de la RAE, que no favorecieron el ingreso en sus filas de la Moliner. El verbo saber, según los doctos es irregular  y se utiliza como sabor, “cuando significa `tener un determinado sabor –dicen literalmente-´ es intransitivo y el sabor se expresa mediante un complemento introducido  por la preposición a: `Hay que saber a algo´. “Si yo sé a algo, mi sabor será para la tierra´ decía Rimbaud (…)”. O sea, un poeta, además francés, será de los expulsados en la reciente Reconquista, que en aquellas fechas, el 28 de marzo de 1809, no habrían podido ir a Pereiró, que no existió hasta 1898, peo no tengo la certeza de que hubiera ya Picacho, una necrópolis que se  miraba en el mar.
Mi conciencia, que parece el abuelo Cebolleta o un charlatán de feria como el viejo, dice que la versión académica no termina de convencerle. “Claro que –precisa- el español en general aceptará la versión de los dos, y yo como la Durcal, “me siento solo lo mismo que usted´, que ya podía doña Rocío haber cambiado el solo por sola”.Tengo que ponerle 2 ejemplos de ambivalencia –digo-, el marido de la Thyseen, que es barón además de varón o ese juego, sobre todo fonético, que  nos enseñaban en los 50 del siglo XX  para aprender ortografía: `Ahí hay un hombre que dice ay”. Tres pelotas en el campo  del lenguaje que llevan el mismo número en la camiseta, pero en este caso tienen cada una un significado bien distinto. Y un caso de propina: bello y vello, que afecta a la hermosura y al cabello,  pero también  para los gallegos aquel sabio consejo de Castelao, que subió a las tablas, “Os vellos non deben de enamorarse”.
Nos alejamos de los sabores que dan sustento a este artículo. Preguntaré  en Internet algunas cosas y daremos la respuesta resumida.  1.-  Cuáles de los cinco sentidos hay que poner en juego para saborear cualquier alimento. Me contesta Woodward Spanish –que si es hispano ya podía tener nombre castellano-, su dirección www.spanish.cl Nos da la visión tradicional  de asociación ojos-vista,  oídos-audición, nariz-olfato, lengua-gusto y piel-tacto. No tiene en cuenta que, fuera los oídos, los otro cuatro sentidos están vinculados al placer de comer. 2.- El mismo sitio digital se apunta a nuestra observación cuando da la acción correspondiente a los citados cuatro sentidos, ver, oler, saborear y tocar. Con una buena centolla sobre la mesa lo entenderá cualquiera. 3.- La cita de Wikipedia es textual y un poco larga, pero clarificadora. Habíamos preguntado qué opinión tenemos en general de la mezcla de sabores antagónicos, léase cocina moderna. Respuesta parcial: “El mecanismo de sabor es muy sencillo, al ingerir un alimento en la boca, mediante la faringe a la nariz (causando la sensación de sabor-olorosa) y sustancias químicas que afectan a los sensores específicos de la lengua como la sal. El verdadero `sabor´ de los alimentos se detecta en los sensores específicos existentes en diferentes partes de la lengua, estos sensores se denominan pupilas y un ser humano posee cerca de 10.000 de estas pupilas”. Luego apuntan que el gusto solo afecta a dulce, amargo, salado, umami (de procedencia japonesa, significa sabroso… y sé que muchos lo sabían) y algunos otros saberes básicos, “(…) pero el olor de la comida es muy variado”. No es hora de comer cuando escribo,  pero tengo un apetito…
Y 4.- Terminamos con la pregunta de si los mayores pierden el gusto por la variedad de los sabores . Por ejemplo de los 75 años, que los que piensen que son unos vejestorios, que los vean en los viajes del Imserso o de la Diputación pontevedresa. Contesta, ya con poco espacio, MedlinePlus (medlineplus.gov). Hablan del deterioro del sentido del gusto, quienes padecen este mal, con frecuencia va asociado  a un trastorno del olfato, decimos nosotros para identificar y disfrutar los sabores.”El gusto a menudo disminuye después de los 60 años”, no conozco caso alguno, y me incluyo en esa quinta.
Según m.noticiasdeguipuzkoa.com, de hoy miércoles, que estoy al pie del ordenador, Enrique Iglesias y Rafa Nadal han inaugurado el restaurante Tatel en Miami Beach. Es socio además Pau Gasol. ¡Menudo equipo!
 

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