Opinión

La ruina de jacinto benavente

Muy cerca de Torrecedeira, entre Beiramar y Marqués de Valterra, se sitúa una parte del problema que los vecinos del entorno -y yo diría que cualquier vigués- vienen denunciando desde hace semanas y que no sería otro que la indefinición local sobre qué hacer con lo que fue una de las zonas industriales más pujantes de la ciudad y auténtico latido empresarial portuario. Hace algún tiempo, al menos doce años atrás, se puso en marcha una propuesta para trasladar las naves frigoríficas a un polígono específico en Matamá para reconvertir el entorno en una fachada marítima. La idea sonaba bien, pero se quedó en nada. Peor aún, a medias, porque el Plan General aceptó la propuesta y recalificó los terrenos de industriales a residenciales, pero sin que hubiera suelo específico donde construir las nuevas instalaciones, lo que llevó a que una tras otras las empresas fueran echando el cierre a la espera de rápidos beneficios con las viviendas. Como todo lo que puede empeorar tiende a hacerlo, hace dos años y medio se anuló el Plan General, por lo que ahora rigen de nuevo las normas del Plan de 1993, así que los terrenos son de nuevo industriales y terciarios. Todo ello ha supuesto ruina, abandono y la situación hoy bien conocida y lamentable  con el agravante de ser una zona céntrica. 
Afortunadamente, la Autoridad Portuaria en su jurisdicción en el otro lado de Jacinto Benavente y Beiramar decidió revertir la situación y ha puesto en marcha con éxito la recuperación de las naves cerradas, con Frigalsa, Atunlo y otras firmas sobre el terreno perdido. Otra compañía, el Grupo Jove, acaba de adquirir la decana de las naves vacías, Cordelerías Mar, para un proyecto residencial. También valdría, claro. Pueden convivir industrias modernas con pisos, pero es muy difícil combinar la ruina con vecindario. Continuara...

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