Cartas al director

el relato del día después ya está aquí

n  n  n Diseñado y puesto en marcha por ese combo gigante, dirigido por extremistas de todos los calibres y sus respectivos camuflajes separatistas, que hoy tienen su centro de operaciones en Cataluña y cuenta con la colaboración y ambición del duo-polio televisivo y su redentor estrella, Pablo Iglesias, al que mañana, tarde y noche exhiben descaradamente en sus programaciones, con su mantra. El culpable de esta deriva separatista es del incendiario Mariano Rajoy y el PP. A este cúmulo de improperios y disparates, de falsas e injuriosas acusaciones se suma hoy los inventores y propulsores del diálogo ramplón, o quinta columna de la infantería mediática en tertulias y foros que van preparando el terreno para el abordaje final y sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa, mientras llenos de cinismo obsceno, esconden la desgraciada situación que vive hoy Venezuela, auspiciada y dirigida por los redentores comunistas de Podemos, Pablo Iglesias, Errejón, Monedero, Torres, Serrano y compañía, que con cara de, yo no fui, hoy pretenden esconderse de sus desgraciadas consecuencias.
Quienes critican alegremente las actuaciones del Sr. Presidente, en el fondo saben y les consta que su actuación es lo más prudente, correcta y ajustada a las leyes que hoy rigen nuestra democracia y patria, que nos exige a todos su defensa y sin matices. Tal vez con esto último, estuvieron jugueteando los últimos cuarenta años y engañando a nuestra juventud. Hoy pretenden que su desgraciado secuestro le rinda frutos a ellos y sus socios separatistas, así exhiben todos sus desvaríos políticos, como no saber explicar que es una nación, o inventarse que España es una nación de naciones y se quedan tan anchos. Son los mismos que, juntos y revueltos, esconden nuestra bandera o dicen que es un trapo mugriento y se mofan del himno, pitándolo o diciendo que es una pachanga, de muy mal gusto y quienes los respeten son unos fachas. Van mucho mas lejos, haciendo comparsa con quienes quieren romper España y convertirla en una república bananera. Parar y combatir toda esta locura, requiere de la unidad y valentía de los demócratas y sobre todo de amor a la patria. Ya llegado este momento, no caben mas excusas piadosas, escondidas en ese diálogo ramplón y de sordos que con tanto entusiasmo y ahínco, nos venden algunos tertulianos distraídos, o vendidos al mejor postor.
Sigue siendo hoy la prudencia y la proporcionalidad la línea de acción de nuestro Presidente, bajo la protección de las leyes y nuestra Constitución, para que actúe la justicia, conjuntamente con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Este panorama de autodefensa tampoco les gusta y pretenden crear alarma con un Estado de Excepción, como si el defender la Patria, la deben hacer marcianos y los españoles, estemos en otro planeta. Ya los vemos pegando su grito al cielo, cuando los civiles hacen su Jura de Bandera, como un recordatorio de sus obligaciones para con la patria. Viene a mi recuerdo la expresión de un profesor francés en mi pasantía, por la escuela hostelera. Al joven le marca su vida y destino dos realidades: la mili, o la emigración. Quienes no pasaron por alguna de las dos, solo consideran que la patria es un accesorio si valor alguno.
El pueblo de Cataluña, a partir del 1 de octubre, conjuntamente deberá afrontar la realidad, dando un paso al frente y trabajando codo con codo, con las instituciones para normalizar lo antes posible la convivencia en una Cataluña quebrada y con un Gobierno en rebeldía. Deberá contar para ello, con la ayuda y comprensión del resto de españoles. Los errores y componendas deberán ser corregidas y emprender ese nuevo camino, nada fácil, pero si posible, de retornar a la fraternidad que aparentemente disfrutamos y algunos utilizaron para dividir y arremeter contra su propia patria. Este combo de forajidos, unidos por su relato traicionero y, sobre todo, confuso para romper España y sobre la marcha, sacar a Mariano Rajoy de la Moncloa. Entre deseos y realidades, existe un trecho por recorrer, hagámoslo unidos para salvar la patria, tal vez sea la única herencia que dejaremos a nuestros hijos.
No se confundan, la Cataluña de 2017 no es la Rusia de 1917 y si mucho se parece a la del 34. El Gobierno Nacional tiene los mecanismos constitucionales para evitarlo y lo hará.