Opinión

Referéndum

Un referéndum es un procedimiento jurídico, o bien un tipo de plebiscito por el cual las leyes se someten a voto popular. Hay cuatro clasificaciones que son: según el objeto, el fundamento, el carácter o el resultado, este último de acuerdo al cumplimiento de participación ciudadana. Ha habido todo tipo de plebiscitos en la historia de la humanidad, pero no fue hasta 1857 en los Estados Unidos que el gobierno ratificó la legitimidad dentro del sistema democrático federal para todos los estados de la unión. 
Cada país, dentro de su propia legislación que permite un referéndum, tiene distintas normas tanto en el procedimiento como en el resultado. Por ejemplo, el referéndum en Escocia por la independencia del Reino Unido el 18 de septiembre de 2014, fue aprobado por el parlamento escocés y luego por el de Westminster. Durante meses el gobierno nacionalista de Escocia permitió debates públicos presentando todos los beneficios y los pormenores de una posible independencia de la Gran Bretaña. El resultado fue 55.30% en contra y 44.70% a favor con una participación del 84.59%. Todo legal. Por lo contrario, el referéndum del Brexit el 26 de junio del 2016 fue en base a una campaña anti-europea de más de 20 años por parte del partido de ultra derecha UKiP, liderado por Nigel Farage que forzó al entonces gobierno de los conservadores a permitir el voto popular que acabó como todos sabemos. La tragedia es que la promesa de un futuro brillante se fue esfumando poco a poco a medida que la caja de pandora expulsaba los datos negativos del divorcio. Encima del fiasco, la primera ministra Sra. May firmó el famoso artículo 50 sellando el finiquito sin haber recibido el visto bueno del Parlamento británico. La opinión pública británica está cambiando, incluyendo la posibilidad de un segundo referéndum de consulta sobre el acuerdo final una vez que se sepa qué demonios será el futuro del Reino Unido, ya que el gobierno en estos momentos preparando un documento público para marcharse sin acuerdo. 
En ambos casos, los ciudadanos del país están divididos por razones de soberanía territorial. Mal asunto. Si nos concentramos en el historial de los referéndum ocurridos en España hay un poco de todo. Desde 1947, en plena dictadura hasta el 2009 se han celebrado 6 nacionales, 9 en las comunidades autonómicas y 35 municipales, el último en 2009 en el municipio de Almuñécar, Granada para aprobar el PGOU. De los más significativos fueron los 4 al comienzo de la democracia. El primero fue en 1976, la ratificación del proyecto de ley de la reforma política, el segundo en 1978, la aprobación de la actual Constitución, la tercera en 1986, la polémica de entrar en la OTAN y por último en 2005, el fiasco del proyecto de una constitución europea que nunca llegó a materializarse. Todos fueron aprobados, salvo el de la OTAN en una mayoría abrumadora, pero in ningún caso se le preguntó al pueblo por la soberanía tanto nacional como internacional como fue el caso del Reino Unido. 
Sin embargo, la mayoría de los referéndum en el mundo civilizado han sido otorgados por la ley del país, cada uno de acuerdo a su propia legislación estatal. Si aplicamos este resumen dilatado de las bases para un referéndum legal a la situación del movimiento separatista de Cataluña, la de octubre, 2017 fue ilegal. Si las actuales discusiones entre el nuevo gobierno y la Generalitat acaban con un supuesto acuerdo de convocar un referéndum de independencia sería imposible. La ley de la unidad de España lo prohíbe. Solo se podría convocar con una reforma de la Constitución.

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