Opinión

¿Quiénes son los enemigos de Vigo?

En nuestra mal gestionada democracia, el ciudadano, en general, aun no tiene demasiado claro que a un derecho le corresponde un deber, y que votar significa, en democracia, el hacerlo responsablemente, es decir, tras haberse informado pormenorizadamente sobre lo que se le ofrece a la hora de ejercer el derecho al voto, valorando que es lo mejor para el bien de todos, desde el conocimiento y la información, sin dejarse engañar. De no hacerlo así, el resultado puede ser no solo caótico, sino contrario objetivamente a cualquier valoración analítica sobre la política que el país, la autonomía o la ciudad precisan.

En Vigo gobierna de forma absolutamente totalitaria, un personaje perdedor en todas las elecciones a las que se ha presentado, pero okupante de cargos siempre por designación “digital”, o por coaliciones entre perdedores. Su única política, desde una vanidad sin límites, es la del localismo mas trasnochado, el victimismo constante, la mentira sistemática y permanente, el insulto, las ínfulas de grandeza, la ausencia absoluta de capacidad de gestión y el enfrentamiento con todo lo que se mueve, y todo ello arrastrando a la ciudad, a la que dice representar, en esa loca carrera hacia nuestra ruina por inanición (ya mas de 35.000 parados).

En la actualidad, y a través del personaje en cuestión, Vigo esta enfrentada al gobierno central, al autonómico, al provincial, al socio que lo sostiene en la alcaldía, a todos los ayuntamientos limítrofes, al resto de las principales ciudades gallegas, al Puerto, a la Zona Franca, a las organizaciones empresariales, a la Fundación Provigo, al Instituto de Estudios Vigueses, a la Federación de Vecinos, al Delegado del Gobierno, a la Delegada de la Xunta, etc., etc., etc. Salvo ciertos medios a los que mima descaradamente para que le hagan la ola y aplaudan sus sandeces con las orejas, o se callen cuando conviene, no se le conoce institución alguna con la que colabore en el bien de la ciudad, ni una sola.

Lo expuesto es un hecho perfectamente constatable, pero lo verdaderamente grave del asunto es que el ciudadano dispuesto a ejercer sus derechos, pero remiso a la hora de aplicarse en sus deberes, en lugar de percibir que Vigo está enfrentado a todo el mundo, acaba pensando que es al revés, que todos están contra Vigo, en una seña de identidad de victimismo fomentado por una actitud política absolutamente canalla, que en beneficio propio de quien la ejerce, al ser incapaz de actuar en positivo y de llegar a acuerdos con los demás, tras una vanidad sin límites, no duda en arrastrar a la ciudad hacia su cota mas baja de prestigio y aprecio.

Viene todo esto a cuento de una noticia recién publicada en Atlántico Diario, en la que se da cuenta de una encuesta en la que a pesar (se dice) de que la Xunta está construyendo en Vigo uno de los mayores hospitales de Europa, que no puede construir la ciudad de la Justicia, ya presupuestada, por incumplimientos del alcalde, lo que ocurre con cualquier inversión que la Xunta propone para Vigo, el ciudadano, al parecer, “tiene la percepción” de que la Xunta margina a Vigo, y en lugar de informarse seriamente (el PP siempre ha sido un desastre a la hora de venderse) prefiere quedarse con su postura victimista, alentada por quien, salvo un cambio de material de las aceras (plan E) como regalo de un gobierno central que nos ha metido en la mas absoluta ruina, usa esa caduca y marrullera estrategia para seguir engañando a lo mas casposo de la ciudadanía, con la colaboración, por pasiva, del mas absoluto pasotismo de las llamadas “fuerzas vivas” (otros que tal bailan), resquicio lamentable de la ciudad que pudo ser.

Sr. Santiago Domínguez Olveira, usted es peor todavía, porque estando en sus manos el evitar esta caída hacia el vacío, la sigue propiciando en aras de salvar la alcaldía de Pontevedra para su partido, o lo que queda de él, y de sostener, para sus teóricos votantes, un odio trasnochado hacia quien, por buen entendimiento con todas las entidades ya descritas, y aunque sea por oportunidad política, podría reconducir la recuperación de Vigo y el aprecio perdido que esta ciudad siempre ha suscitado.

Si, Vigo tiene enemigos, pero están todos dentro. Ustedes no quieren a Vigo… nada.

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