Opinión

¡Qué vergüenza!

Hay acontecimientos que no se asemejan a ningún otro aunque aparentemente tengan similitudes. El asesinato de Miguel Ángel Blanco es uno de ellos. Creo que muchas personas podemos recordar exactamente donde estábamos y que estábamos haciendo el día y la hora en que, en mi caso a través de la radio, se anunció que se acababa de encontrar el cuerpo sin vida de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua.Nunca como hasta ese instante la sociedad vasca fue capaz de de salir a la calle para decir basta. Hasta ese momento no eran muchos los valientes que se atrevían a plantar cara manifestándose contra ETA, pero el asesinato del joven Blanco conmocionó las entrañas de toda la sociedad.


Sí, hace veinte años que la inmensa mayoría de los ciudadanos conteníamos la respiración esperando que los siniestros asesinos no fueran capaces de consumar la infamia de ese asesinato.


Veinte años después me parece de justicia rendir un homenaje a Miguel Ángel Blanco y me escandaliza tanto como me repugna que el Ayuntamiento de Madrid se haya negado a colocar un cartel en su recuerdo. Alegar que ha habido muchas víctimas es el argumento más torticero y nauseabundo de cuantos Carmena y su equipo podían esgrimir.


Siento una enorme extrañeza porque Manuela Carmen haya dado o haya permitido dar esta respuesta. Pero igualmente me repugna la decisión de concejales socialistas que junto a los de Podemos han impedido el homenaje a Miguel Ángel Blanco en otros ayuntamientos de España.Me pregunto qué clase de personas son y como pueden hacer alarde de tanta dureza de corazón, de falta de sensibilidad y también, sí, de escrúpulos.


Sí, todos los muertos son iguales, pero hay muertos que por sus circunstancias adquieren una dimensión que supone un antes y un después en el devenir de la sociedad. El asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso el principio del fin de ETA. Fue un punto de inflexión para la sociedad vasca.


En aquellos días hubo algunas personas dentro y fuera de España que intentaron establecer contacto con la banda criminal para evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Desgraciadamente toas las gestiones fracasaron porque la banda de asesinos, que no otra cosa ha sido ETA, tenía decidido desde el minuto uno matar al concejal del PP de Ermua. Un joven valiente, porque en esos años de plomo había que ser muy valiente para militar en el PP y además asumir ser concejal o cargo público de este partido en el País Vasco.
Y no sólo del PP, porque el PSOE también pagó un tributo de sangre defendiendo la libertad y el Estado de Derecho ante los asesinos de ETA.
Por eso me extraña y me resulta incomprensible la decisión del PSOE de mirar hacia otro lado en vez de unirse a ese homenaje público en recuerdo de Miguel Ángel Blanco.


La dirección del PSOE debería de hacer rectificar a sus concejales y en todo caso, los concejales socialistas que se han abstenido cuando se ha planteado estos homenajes, se lo deberían de hacer mirar porque realmente la suya es una actitud poco digna. Hay asuntos en los que la equidistancia resulta inmoral y mucho mas inmoral aún el partidismo.


De los concejales de Podemos no digo nada porque me temo que todos dábamos por descontado que no querrían participar del homenaje a Miguel Ángel Blanco.


Como vecina de Madrid siento vergüenza por la decisión de mi ayuntamiento.

Te puede interesar