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Un presunto homicida con mucha suerte: Ni un solo testigo

nnn La investigación por el caso de Diana Quer y la de Déborah Fernández coinciden en que ambas han sido especialmente complicadas. En el crimen de la joven madrileña, además del episodio en Boiro que desencadenó la detención, influyeron los adelantos técnicos con los que contó la Guardia Civil para descubrir que ‘El Chicle’ estuvo con Diana por el posicionamiento de los móviles, así como las cámaras de tráfico y la avanzada técnica de una empresa para dar con el coche del autor confeso.
Quince años antes, estas técnicas eran casi impensables. Aunque ya había teléfonos móviles, el estudio de triangulación de los mismos era mucho más artesanal e impreciso. Obtener la información que a día de hoy se puede conseguir no era opción.
Tampoco se contaba entonces con las cámaras de tráfico de ahora ni las mismas carreteras. De hecho, la comarcal donde fue encontrado el cadáver, entonces casi una pista forestal, ya no existe como tal sino que se ha dividido en carreteras provinciales  y mucho más modernas con mayor afluencia de tráfico.
El presunto homicida de Déborah Fernández, la persona que ocultó su cadáver durante días para después abandonarlo a kilómetros del lugar donde desapareció (Samil), tuvo mucha suerte. La jueza recuerda, que no hubo testigos.  No se encontró a ningún vehículo, conductor o vecino de la zona que pudiera ver un coche marchándose del lugar o parando mientras depositaba el cuerpo, algo que los investigadores consideran que hizo con cuidado, despacio, para no lastimarlo. Lo dejó en un lugar donde pudiera ser encontrado y le colocó hojas en sus partes íntimas.
No lo hizo deprisa, sino que se cree que se tomó su tiempo, pero nadie le vio. Ni siquiera, aunque hubiera sido de noche, no se obtuvieron datos de un vehículo sospechoso. No había zonas de cámaras que investigar ni revisar.
La único positivo es que sí se pudieron recoger muestras biológicas, porque hace quince años ya se hacían pruebas de ADN, pero de momento éstas  permanecen guardadas a la espera de una futura reapertura.
El riesgo de este misterio por resolver está en que al no haberse encontrado pruebas de asesinato, las sospechas en todo caso serían de homicidio y este delito tiene un tiempo de prescripción, que estaría muy cerca de cumplirse.
La nueva ofensiva por parte del abogado de la familia podría evitarlo, siempre y cuando el juzgado de Tui considere la posibilidad de reabrir la causa como se ha solicitado, con el objeto de descartar las coincidencias que consideran hay entre ambos trágicos sucesos,  que causaron especial conmoción en la sociedad.n

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