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Portugal ultima la despedida de su líder y expresidente Mario Soares

Ciudadanos portugueses hacen cola ante una imagen de Mario Soares en la sede del Partido Socialista.
photo_camera Ciudadanos portugueses hacen cola ante una imagen de Mario Soares en la sede del Partido Socialista.

La familia del primer presidente electo en democracia que fallece en el país quiere que su cercanía se refleje en el funeral

Portugal ultima los preparativos para el último adiós al expresidente Mario Soares, fallecido el sábado a los 92 años y que será despedido con honores de Estado, en homenaje a su papel clave en la construcción de la democracia lusa. Aunque las ceremonias oficiales no arrancan hasta hoy, cuando será abierta su capilla ardiente en el Monasterio de los Jerónimos, centenares de ciudadanos han empezado a despedirse del "patriarca" socialista en algunos de los puntos de la capital que marcaron su vida.
La sede del Partido Socialista, que él mismo fundó en la clandestinidad en 1973, colocó una enorme fotografía de Soares en su fachada y una pantalla donde se proyectan vídeos con discursos del político.
Dirigentes socialistas, militantes, ciudadanos anónimos y figuras de otros partidos, como el actual líder de la oposición conservadora, Pedro Passos Coelho, pasaron ayer por la sede situada en el Largo de Rato para recordar a Soares.
Otros ciudadanos se acercaron a la residencia del expresidente, en el barrio lisboeta de Campo Grande, donde depositaron varios ramos de rosas, la flor símbolo del Partido Socialista. La Fundación Mario Soares, situada frente al Parlamento y centro del legado intelectual del gobernante portugués -que deja una extensa bibliografía-, también colgó un enorme mural con su foto en la fachada.
Con estos gestos, que preceden a los tres días de luto nacional decretados por el Gobierno a partir de hoy, el pueblo quiere dar su adiós a una de las personalidades políticas más populares del país.

cercanía con el ciudadano
Su carácter fuerte, a veces visto incluso como prepotente y plasmado en las disputas que mantenía con sus rivales políticos, contrasta con la cercanía que mantuvo con los ciudadanos, a quienes no dudaba en besar o abrazar durante  actos públicos.
Frente al carácter austero y serio de su predecesor, António Ramalho Eanes, Soares optó durante la década que ejerció como jefe del Estado (1986-1996) por una presidencia de proximidad con el pueblo, estilo que repite ahora el actual presidente, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa.
La familia de Soares -el primer presidente electo en democracia que fallece en Portugal- quiere que esa cercanía quede reflejada en el funeral, según explicó a la prensa su antiguo asesor, José Manuel Dos Santos. "El funeral tiene una configuración de Estado, pero apelamos a la participación de todos los ciudadanos, admiradores de Soares, para que las ceremonias tengan aquel toque, aquel carácter de participación y diálogo con todas las personas", señaló.
Soares, que también fue primer ministro en dos fases, en 1976-1978 y en 1983-1985, se definía a sí mismo como "republicano, socialista y laico", por lo que las ceremonias fúnebres no incluirán ningún acto de carácter religioso.
Su capilla ardiente estará abierta al público el lunes y el martes en el Monasterio de los Jerónimos, el mismo lugar donde protagonizó en 1985 la firma del tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea.
Tras una sesión de homenaje, el martes por la tarde el cortejo fúnebre con sus restos mortales saldrá del monasterio en dirección al Cementerio de los Prazeres, donde tendrá lugar el funeral. En su recorrido, el cortejo realizará breves paradas en varios puntos emblemáticos de Lisboa, como el Palacio de Belém -residencia oficial de los presidentes de Portugal-, la Asamblea de la República -sede del Parlamento-, la Fundación Mário y la sede del Partido Socialista. El último día de luto nacional, el miércoles, los actos de homenaje se trasladarán a la Asamblea de la República.
El primer ministro portugués, António Costa, cancelará los "momentos más informales" de su visita a la India para respetar los tres días de luto aunque no suspenderá su viaje. "Es una visita de Estado y el primer ministro tiene que hacer lo que tiene que hacer", dijo.

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