Opinión

Cómo como, póngale acento a su vida y en paz

Nos pasamos media vida deseando una comida, y luego nos sienta mal. El ejemplo que conozco es el propio.  El domingo me pusieron –a petición, igual que las orejas en los toros-  unos mejillones en conserva con su salsa. Lo que mas deseas en la mesa es lo que mas daña. Tuve que esperar al lunes, porque el Omeprazol Cinfa hay que tomarlo en ayunas. Por medio, mas repeticiones que las producidas por el temblor de tierra mas caprichoso, o mejor una tamborrada de San Sebastián o de Calanda, en Aragón; creo que esta hace mas ruido, a mi me ensordece cuando la veo en la tele. De la capital vasca tengo mejor recuerdo, porque nos regalaron un muñeco que tocaba el tambor, pero estático, sin movimientos. Por allí pululaban los etarras a cara descubierta y Franco ya había estado encamado varias veces; el 20 N del 75, el diablo se lo llevó, “El Chaparro” (sobremesa de A3)  con las sábanas puestas.


Seguimos con el menú, que hemos tenido una interrupción, como si fuera un parto mental que viene mal. También saboreé un par de guindillas en vinagre, una réplica, en pequeño,  de las dos botellas con el mismo género que me tomé  dosificándolas en cada comida, sin darle tregua a las que no llevaban todavía vinagre de Módena. No es que me disguste, pero es como si te ponen cocido hasta en agosto. Aquel manjar de las botellas, al menos para servidor, eran obsequio de Carrmelo Otaola, jugador de frontón y de su esposa, Fina,  la cocinera que hacía las delicias de los clientes del Itxaso, del que nos despedimos después de no cumplir un día las expectativas que había creado la que cocinaba.  Estaban en la calle Real, a la derecha vista desde el Berbés, de esto hace 40 años, mas o menos. Muchos años después, pero no sé la fecha ni por aproximación, el matrimonio tuvo  otras aventuras culinarias.

Lo últmo fue ver a Carmelo en la calle con una cartera  grande, su misión era, conseguir clientes para no sé qué banco, o sea pesetas. Fina cocinaba, tan bien como siempre, en un restaurante de la rúa República Argentina, en la parte mas próxima al Areal.  No volvimos porque el mal gusto rezumaba las paredes, en sentido quizá no académico.. El que atendía el negocio había puesto al mismo el nombre de Cheribon. Así se conocía a uno de los barcos que trajeron repatriados de Cuba al puerto de Vigo, en 1898 y varios años antes.

Fueron unos 7.500 los compatriotas que vinieron con una o varías heridas, a otros los traían muertos. El Cheribon se prodigó con su pasaje de desastre, que pasó a escribirse en mayúscula, y como compensación a esos muertos generalmente gente humilde, recibimos aquella “Generación del 98”, con grandes valores literarios. Nos cambiaron sangre por tinta y el recado completo de escribir. Los muertos los puso España.


La que he recibido con el “Cómo como”, es mas que de gastronomía, de ortografía. Un sinnúmero de cocineros de  fama irregular, se forran, aunque en no pocos casos tienen que cerrar sus establecimientos por falta de negocio. Entre los que escriben, pocos son los que llenan la bolsa de los denarios, excepción hecha de los que algunos llaman a Mario partenaire de Isabel. Prefiero llamarlos dueto, aunque suene a  música, o doblete, que suena a lo que hacen algunos actores, corriendo a matacaballo para trabajar en dos sitios que no están precisamente próximos.


Si la expresión “Cómo como”, está bien clara, si partimos en dos la breve frase, ¿qué?.  Cómo, según el sitio digital, hema.rae.es/dpd/srv/search?id=, “(…) Encabeza oraciones interrogativas o exclamaciones directas: ¿Cómo te encuentras? (…) o indirectas: `No sé como te llamas” (…) Puede constituir por sí solo un enunciado; ¿Cómo?, ¡Cómo!,o quedar al final como único elemento de la subordinada:`Quisiera hacerlo, pero no sé como”.


En este país de amarrones que no reparten juego ni en los campos de balompié, vamos al “Como” sin tilde, nos lo cuenta es.thefreedictionary.en:Sinónimos: el 1.”De la manera que se expresa vive como quieras,`según” .2, “De la misma manera,igual que `tiene un corazón duro como una roca (…)”.


La simbología del Gordo y el Flaco de la vida, que no del celuloide tiene a las señoras inmensas de Fernando Botero, y al lado de algunas señoras de verdad que cuentan los kilos por exceso o por defecto. Sin embargo tienen encanto las que pinta el colombiano. Cosa del cánon de belleza, que tiene nombre de fotocopiadora.. “Libertad Digital” tomó de “El Mundo”, allá por marzo de 2014: “(….) Famoso por sus gordas, Botero dice:”(…) “No pinto gordas´. Nadie me cree, pero es cierto (…) lo que él busca y pinta es el volumen (…)”. Lo encontró.


Espido Freire, el estandarte no clínico contra los trastornos alimenticos, a la novelista  le dieron el “Planeta”  de novela en 1999. En el planeta en el que vivimos, el grupo de la familia  Lara controla “A3” y “La Sexta”.o sea comen a dos carriillos, uno con la audiencia de  las derechas, el otro la de las izquierdas.


Me llega hoy miércoles –jueves cuando Vd. lea-, del 23 de este mes,  Vida y Salud. Con la Dra. Aliza. Escribe rotunda:”(…) La obsesión con el peso y la apariencia física tiene consecuencias graves para la salud mental y física”. 
 

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