Opinión

El plan general que necesita vigo

Vigo no debería pasar otro año sin Plan General de Ordenación Municipal. O si queremos ser más precisos, con un Plan General que ya era viejo y estaba obsoleto hace tres lustros, cuando se inició la redacción de su sucesor. El Plan 1993, resucitado como los céntimos y los vinilos, no era sino una adaptación de un programa urbanístico local anterior, de 1988, que respondía a un modelo de ciudad y de país que nada tiene que ver con el actual.  En definitiva, que Vigo no tiene Plan y así no puede seguir. O no debería. Ayer, la Gerencia de Urbanismo aprobó por unanimidad dirigirse a la Xunta para que ratifique cuanto antes el convenio por el que aportará medio millón de euros para encargar un nuevo documento. El Concello pagaría otro medio millón. Habrá que entender que dicho acuerdo, tomado en el lugar adecuado en el momento oportuno, supone una declaración de intenciones para que en 2018 se pongan en marcha los trabajos de adaptación del Plan de 2008 para que pueda ser avalado por los tribunales tras su preceptiva evaluación ambiental, defecto que lo condenó a muerte por el Tribunal Supremo. Inútil volver sobre las causas del fracaso judicial, ya aclaradas, así que toca mirar adelante. Vigo sin un Plan General realista va a ir tirando con algunas leyes de la Xunta para proyectos de especial incidencia (la Ley Vigo), y con las normas supramunicipales, pero no puede definir su futuro ni fijar su horizonte. Ni por supuesto desarrollar espacios y construir nuevos edificios, lo que llevará a muchos jóvenes fuera de la Muy Leal. ¿Qué quiere ser Vigo?, se preguntaba María José Caride cuando era conselleira en la Xunta la hoy concejala de Urbanismo. La respuesta no está en el aire y depende de todos los ciudadanos en primer lugar y a continuación de los responsables municipales, a los que les toca poner en marcha el proceso. Como ayer, por ejemplo. Pero ya pasaron dos años de la anulación por los tribunales. 
El Plan de 2008 era muy ambicioso y fue redactado en un momento del ciclo alcista de la economía pero entró en vigor justo cuando se torció todo y llegó la gran depresión. Su versión 4.0 tendrá que ser probablemente más conservadora en sus objetivos porque la posibilidad de crecer en 100.000 habitantes ya es pasado sin haber sido presente. Continuará...

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