Opinión

Pedro Sánchez y la balcanización de España

La propuesta de Pedro Sánchez para articular España ya fue advertida por el profesor Seco Serrano hace tres lustros como riesgo de “balcanización” de nuestra nación, o conformarla como lo que fue el imperio Austro-Húngaro. 
El profesor Seco Serrano se enfrentó con especial solvencia al alcance de los dos términos de moda: “Estado plurinacional o nación de naciones”. Y en este sentido nos advierte: “Está cundiendo peligrosamente la pretensión de equiparar el caso español a los estados plurinacionales del Imperio austro-húngaro o la Rusia de los Zares o de los bolcheviques y se ha formulado equivocadamente la homologación entre Eslovaquia y Cataluña, o entre Cataluña y Letonia o Lituania, o, mutatis mutandi, del Pais Vasco con Albania”. Lo escribió hace tres lustros, ante lo mismos conceptos que maneja Pedro Sánchez y una parte el PSOE.
A propósito de las propuestas que en definitiva suponen la “balcanización de España”, escribe José Alcalá-Zamora y Queipo de Llano que esas pretensiones son “ridículas y reaccionarias en esta hora de unificaciones” y añade: “Frente a las imágenes de solidaridad y de vinculaciones enriquecedoras en múltiples aspectos, contra las posibilidades de una cultura ibérica con mucho que decir y defender en el mundo del próximo futuro, ser alzan esas gargantas casi zoológicas o paleolíticas que pronuncian el vocablo español como sinónimo de odiosa extranjería o insulto”.
El profesor Seco cita las palabras de Prat de la Riba, de una Cataluña grande integrada en la Grande España o las palabras de Cambó: “La manera que tenemos nosotros de ser españoles, es conservándonos muy catalanes; que no nos desespañolizamos ni un ápice manteniéndonos muy catalanes: que la garantía de ser nosotros muy españoles consiste en ser muy catalanes, lo que en nuestros días confirma otro catalán, Jordi Solé Tura, profesor y diputado comunista: 
“España no es una invención, no es un artificio histórico: es una realidad forjada por la Historia que se ha organizado políticamente mal y que queremos organizar políticamente mejor […] y hay que terminar con el eufemismo de designar esto con el nombre de Estado español. Hay que decir las cosas con claridad: España no es una realidad uniforme, pero es una realidad, y es tarea de todos hacer que, incluso sus propios símbolos sean reconocidos como tales”.
En 1914, Don José Ortega y Gasset se preguntaba: “Dios mío, ¿qué es España? Desde que Ortega se hizo esta pregunta, a la que él mismo respuesta (“La España invertebrada”), numerosos historiadores se han hecho y han respondido a la misma pregunta, como repetidamente denotan los títulos de diversas obras capitales que se han ocupado de este asunto (“El ser de España”, “España un enigma histórico”, “España como problema”, “La realidad histórica de España”, “Las dos Españas” y una serie interminable de obras desde todos los enfoques).
En su obra “Meditaciones sobre el Quijote”, escribe Ortega: “Dios mío, ¿qué es España? En la anchura del orbe, en medio de las razas innumerables, perdida entre el ayer ilimitado y el mañana sin fin, bajo la frialdad inmensa y cósmica del parpadeo astral, ¿qué es España, ese promontorio intelectual de Europa, esta como proa del alma continental”.
O aquel hermoso verso de Celaya: “España combate/que atormentas mis adentros/;para salvarme y salvarte con amor te deletreo”

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