Opinión

El paraíso, una ciudad sin machistas, aunque hay de todo

El sábado 22, hace cinco días cuando escribo, Atlántico utilizaba un titular que abría la primera página, llamando la atención sobre un tema preocupante. “Las denuncias de casos de violencia de género bajan en Vigo este año”. Lo completaban con un subtítulo o segundo titular: “En el segundo trimestre hubo 263 denuncias, que suponen un 13 % menos que el año pasado y bajan respecto al inicio de 2016”. De las dos fotos que ilustraban la página, la mas grande, de una concentración reciente, presentaba  como dato positivo que había hombres en minoría, pero allí estaban dando su mensaje.
Instalado por mi parte en la convicción de que en nuestro país se registra al menos una noticia de media sobre el asunto, he recurrido a Internet. En la pasada noche, a las once menos veinte, he buscado y encontrado. Heraldo. es titula el día 25, o sea anteayer cuando usted lea; “Igualdad. Piden que se amplíe el concepto de violencia de género a las agresiones fuera de la pareja”. La Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados ha resuelto unánimemente, al parecer por iniciativa de Podemos a las aludidas agresiones, que incluiría entre otras a las menores de edad. Por su parte, Radio Lugo, de la SER, informa el lunes 24 de este mes que “Estadísticas y asociaciones alertan de un repunte de la violencia machista en Galicia”. Según se ha sabido, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género ha  puesto en común que las denuncias por violencia de género han aumentado en un 5.9 %  durante el  segundo trimestre de  2016 en relación con el mismo período del año anterior. Por otra parte, seguimos con la SER,  Sí, Hai Saida, asociación contra la violencia machista, ha puesto de relieve que el incremento de los casos, sin duda relacionado “con la concienciación de que la única forma de `huir´ de ella es la denuncia”.
En un momento dado, que es este, vamos a parar a los diccionarios, cosa habitual según saben los que nos siguen. Dice definición  es, que columna periodística es lo que yo hago, artículos de Opinión, por lo que soy un columnista. Ojo, nada que ver con Sansón, por  ahí andaba Dalila –a los dos los llevaron juntos a hacer cine, cuando yo era un niño de siete años o así-, hasta que le dieron el empujuncito al templo.
Según la definición de columna, apeando la adjetivación, que la RAE da por bueno, a pesar de la fealdad del vocablo,  y que no es otra que periodística, reducimos la cosa, que es larguísima: “Elemento arquitectónico de soporte, rígido (…) que sirve para soportar la estructura horizontal de un edificio (…) también puede constituir por sí solo un elemento decorativo (…)”.  O sea que si usted es como yo, de poco bíceps y cerebro desgastado de pensar, venga  a caminar por sus “Campos de Soria”, que allí hace un frio que pela hasta en agosto.  Allí, paseo tras paseo, Antonio Machado si que define bien para su tiempo nos acerca su mañana efímero: “ (…) Esa España inferior que ora y bosteza, /  cuando se digna usar la cabeza, 7 / vieja y tahúr, zaragatera y triste / esa España inferior que ora y embiste, / cuando se digna usar la cabeza  (…)”. Esos animales de dos patas que vio correr don Antonio por los campos de Castilla, cuernilargos como diablos y que engrosan la legión de maltratadores, violadores… 
Se apelotonan los matices de lo que hemos quedado en llamar violencia de género, ¿y por que no doméstica? Ya escucho a los progres de salón que me declaran extremista de derechas. De eso yo solo tengo el ojo, que es virollo, que me hace lo que a Pablo Iglesias, made in Podemos, mirar contra el  Gobierno, cualquiera que mande. También me zumba en la cabeza otra “herejía”: En toda la legislación que protege de manera especial –ya se ve que no eficaz, léanse estadísticas, que esto no va bien-  pero protege a la mujer,¿por qué no incluir al varón cuando  es ella la que le da con la vara? Cada vez estoy mas hondo en el pozo de los castigados por  no jugar a lo del pesamiento único. Y me queda algo que decía Atlántico del pasado sábado día 22, también en primera: “Todos los enjuiciados son españoles y fueron condenados”.  Ni rebato esto, ni lo que diré de seguido es cuestión alusiva a Vigo, sino a cualquier parte. A mi me gustaría que las noticias y las notas judiciales, nos explicaran por qué hay gente que asegura hay otra gente que no apunta como debiera la cantidad de hispanoamericanos que infringen la violencia de género en nuestro país, que desaparecen de los titulares porque en origen no les tratan igual que a los violentos de aquí. Dicho todo esto, escribo desde el  Infierno al que me han enviado expedidores de carnets de progresía, con su detector de mentiras incorporado,  para detectar quien es bueno y quien malo. 
Entre tanto, según Atlántico de hoy, “La Iglesia prohíbe esparcir las cenizas de los difuntos o guardarlos en casa”. Y digo yo,¿Quién le manda a la Doctrina de la Fe ordenar nuestros duelos?
 

Te puede interesar