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Paraíso ciclista y paisajístico

La Ribeira Sacra, con su paisaje plagado de viñedos, estuvo presente en la etapa de ayer de La Vuelta.
photo_camera La Ribeira Sacra, con su paisaje plagado de viñedos, estuvo presente en la etapa de ayer de La Vuelta.

La Ribeira Sacra conquistó a la caravana de la Vuelta por los hermosos paisajes y la dureza de sus carreteras

Cuando, en el año 2016, La Vuelta más ourensana dejaba atrás la provincia, organizadores y clase política se despedían con un "hasta pronto". No era hablar por hablar. Solo hubo que esperar dos años para que la mejor carrera ciclista del país se reencontrase con Ourense. 
Ayer la Ribeira Sacra volvió a lucirse y a permitir el lucimiento de los deportistas. A disfrutar con ellos, y a hacer disfrutar al público que, nuevamente, llenó las cunetas desde que la "caravana" dejó Zamora y cruzó rumbo a la frontera gallega. Un éxito. Otro más. Y no será el último. Lo que funciona no debe tocarse y parece que La Vuelta no se alejará mucho tiempo de estas latitudes. Ourense volvió a demostrar que ama el deporte de las dos ruedas.
Es lo que se reflejaba en las caras de los aficionados que subían las cuestas (a pie, en coche o en bici) para coger el mejor sitio posible cerca de la meta. Familias enteras. Tres generaciones que desbordaban ilusión. Tanto por ver a los mejores corredores del panorama mundial, como por formar parte de una fiesta que va más allá del deporte. Todo lo que acompaña a La Vuelta impresiona y sirve como 'telonero' de la llegada. 
Pero antes de los últimos metros, la etapa llevó el colorido por más de una decena de municipios ourensanos. La ventanas privilegiadas o los balcones bien situados se cotizaban. Las cabezas asomaban con curiosidad y, móviles al aire, todos los aficionados querían inmortalizar el momento del paso de la serpiente multicolor.  
Aunque tampoco fue necesario estar 'in situ' para disfrutar. Toda España y 19 países del mundo pudieron presenciar la belleza de la Ribeira Sacra a través de la televisión. Unos paisajes que impactan incluso a aquellos que están acostumbrados a verlos. Dos helicópteros se encargaron de llevarlos a cada hogar. Desde el cielo aparecía Castro Caldelas, con su castillo, antes del imponente descenso ciclista por el cañón del Sil. 
Fue el paso previo al desenlace. Volvió a estar a la altura. El cielo quiso dejar su pincelada y brindó un chaparrón que añadió épica, puso algo peligrosa la carretera y también despistó a algunos aficionados. No obstante, fue ahí cuando llegó la explosión. Da igual que sea un sprint o una llegada en solitario, al ganador se le recibe como merece, con una ovación y una alta dosis de admiración. El italiano De Marchi fue, esta vez, el nombre propio de la jornada. La valentía tuvo premio.
Momento de ganar una buena posición cerca del podio y ver el desfile de caras conocidas, muchos aún con la cara de cansancio en pleno apogeo. El más aplaudido en Luintra, Alejandro Valverde. Sin discusión. El 'Bala' es el referente del ciclismo español en la actualidad con sus 38 años. 
Y como llega, se va. Así es la caravana de La Vuelta. Recoger y viajar. Pero atrás deja otra jornada para el recuerdo en Ourense. Ciclismo del bueno en una tierra entregada entre robles, castaños y viñedos. Una mezcla ideal.n

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