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Ourense cuenta con la mitad de los montes vecinales de toda Galicia

Monte en el concello de Celanova, de propiedad vecinal

Los comuneros protagonizan un movimiento de recuperación del modelo y reclaman compromiso de la Xunta

nnn  Un total de 1.326 montes de propiedad vecinal en Ourense están registrados en la Consellería de Medio Rural, casi la mitad de los 2.800 que existen en toda Galicia. La provincia lidera el ránking  con mayor cantidad de masa forestal en propiedad vecinal o municipal, muy por delante de las otras provincias, aunque una parte importante de ella se encuentra inutilizada. "Ourense é a provincia que máis monte veciñal ten, pero a que menos xuntas rectoras ten operativas", señalá Xosé Pereira, presidente  de la Organización de Montes Veciñais Galegos.
Desde la asociación certifican que la principal  problemática es la "despoboación" en la provincia, aunque perciben en los últimos años  una "grande cantidade de iniciativas para pór en valor o monte ourensán e revitalizar a provincia". Ante todo, encaminadas a la ordenación y la regulación del monte.
Ourense cuenta con una superficie forestal de 512.000 hectáreas, de las cuales alrededor de 370.00 son hectáreas vecinales, aunque muchas de ellas sin responsables operativos. Los comuneros encuentran dificultades para sacar adelante las tierras, sobre todo en cuanto a los daños causados por los incendios  y los cambios legislativos, que les obligan a destinar más dinero a usos comunitarios, mientras reivindican su papel en la lucha contraincendios y en la ordenación del monte.
 La Consellería de Medio Rural cree que el monte vecinal debe ser "un dos principais motores do emprego local", aunque les encomienda a las comunidades de montes la labor de transformar los recursos del bosque, algo que no gusta a todos. Desde la aprobación de la Lei de Montes  y el posterior decreto de 2015, los comuneros han de destinar a fines sociales el 40% del aprovechamiento forestal, una cifra que con la ley anterior se situaba en el 15%. 
"O sistema de monte en man común está feito polos veciños e é o mellor que hai", reivindica Xosé Pereira, aunque pone en duda el compromiso de la Administración, al a que atribuye una deficiente gestión. "Só hai axudas para prevención e limpeza de pistas e, aínda por riba, están chegando en setembro, cando tería que ser en maio". 
"O ano pasado tiñamos seis ou sete hectáreas plantadas e ardeunos todo; tivemos que empezar de cero outra vez", afirma un pesimista Felisindo Dapía, que lleva poco más de un mes al frente de la Comunidade de Montes de Bousés,  en el concello de Oímbra. "Estámonos plantexando non plantar máis, porque hai que facer o mantemento e moitas veces o gasto sae de nós, e para que chegue un lume e leve todo por diante... A xente desanímase", asegura Dapía.
La falta de gente en los pueblos se nota. "Somos poucos e a xente non quere implicarse", dice Dapía, nostálgico al recordar que hace años empezaron más de 100 comuneros y  solo quedan 28 en la actualidad.
En la Baixa Limia son críticos, aunque trabajan en diversos proyectos. Domingo Rodríguez, presidente de la Comunidad de Montes Río Caldo-Xurés, sostiene que "o monte veciñal pode ser moi rendible, pero agora non o é". Recuerda que el espíritu de estos montes no es para repartir riqueza, sino para generarla. "Ninguén prefire que lle toquen 30.000 euros nun reparto a ter a posibilidade que o seu fillo poida quedar a traballar aquí", asegura contundente. 
Critica la gestión de las subvenciones, que "impiden" crear puestos de trabajo en estos montes. "Cando chega unha subvención, dannos dous meses para executar a limpeza e obrígannos a ter que contratar a empresas grandes, que son as que teñen recursos para facelo". 
Rodríguez sostiene que "co mesmo diñeiro" que el de las subvenciones se podrían "crear 30 postos de traballo" si se alargasen los plazos. "Iso cambiaríalle a vida a Lobios", asegura. 
"Temos entre 600.000 e un millón de euros en produción. Cantas empresas de Ourense poden dicir iso", señala Rodríguez. 
En el oriente ourensano, también existen decenas de montes vecinales. En la Comunidad de Montes de Veigamuíños-O Barco, arriendan parte de los terrenos,  donde se han plantado 30 hectáreas de castaños. "El 100% retorna al comunal, y se destina a reinversión de monte o mejoras de algún tipo en los pueblos". Son una centena de comuneros y, de momento, la cosa "va bien", con 1.380 hectáreas disponibles, de las que 900 cuentan con producción. n

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