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Otra generación de oro

Los jugadores del juvenil celebran un gol esta misma temporada.
photo_camera Los jugadores del juvenil celebran un gol esta misma temporada.

El juvenil de División de Honor se asemeja en su arranque a precedentes que dieron frutos 

Hace una década (08/09), un equipo juvenil en el que destacaban nombres hoy consagrados como Hugo Mallo, Rodrigo o Joselu brillaba en División de Honor y prometía bonanzas de cara al futuro. Un lustro después (12/13), a primera línea nacional llegaba otro conjunto juvenil celeste en el que sobresalían David Costas, Santi Mina, Yelko Pino o Borja Fernández. Y hoy, de nueco cíclicamente, otra generación llama la atención desde la División de Honor juvenil con un pleno de victorias en el arranque de campaña –seis de seis, superando al de hace un lustro y en camino del diez de diez del de hace una década– y el declarado objetivo de ser campeón de Liga para optar a hacer algo grande en la Copa de Campeones y en la Copa del Rey.
La historia de este juvenil va ligada a la de Jorge Cuesta, su entrenador desde el cadete B hasta hoy en día. Y con una columna vertebral estable con jugadores como los defensas José Fontán –hoy a las órdenes de Rubén Albés en el filial–, Sergio Carreira –que también ha hecho sus pinitos en el B–  y Sergio Barcia; los centrocampistas Miguel Fernández y Tiago Rodríguez; o los atacantes Martín Rafael o David Álvarez. A ellos hay que unir a Diego Pampín, de la misma generación del 2000 pero ya un fijo en el segundo equipo desde la pasada temporada.
Cuesta admite la calidad individual de esos futbolistas con los que lleva cinco años, pero sobre todo presume de su condición de equipo. Una base que se ha ido reforzando con fubolistas de nivel como Iker Losada (del 2001) o como el francés Zinedine Labyad, el último en incorporarse. El delantero galo llegó a los ojos de los técnicos celestes el pasado verano, con vídeos de su participación en la Copa de su país con el filial del Troyes, y hubo la oportunidad de traerlo a prueba. En apenas una semana ya había convencido y se le firmó el que el mismo jugador definió como su primer contrato profesional. Su velocidad y su instinto goleador complementan a un ataque más acostumbrado a jugar al pie y a buscar las paredes. Además, su llegada se une a la presencia de Apeh y Eckert en el filial, completando un trío de arietes extranjeros en la cantera.
La cuestión con este equipo juvenil es que se trata, en su mayoría, de futbolistas  de tercer año 
–una sensible diferencia con la que lideró Mina, más precoz–, lo que significa que el próximo verano deberán buscar su camino. Todos sueñan con el filial, pero el club ha elevado el listón en las últimas temporadas y esa vía es mucho más ardua.  Por el momento, esta nueva generación de oro tratará de ganarse el futuro en el Celta con un gran curso. En ello está.n

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