Opinión

Un nuevo tratado en la frontera

Galicia y el Norte de Portugal conforman una eurorregión visible y creíble que se articula incluso con instituciones consolidadas como el Eixo Atlántico, lanzado desde Vigo como un organismo europeo de municipios, y la AECT, una agrupación de trabajo comunitaria con funcionarios de ambos lados de la frontera aprobada por la Xunta, aunque premio menor a la pérdida de la Oficina de Frontera Luso-Española en 2008, que se quedó en Extremadura por un mal cálculo del Gobierno gallego de Touriño. En todo caso tanto Eixo como AECT tienen su sede en la Muy Leal, un detalle nada irrelevante que confirma la vocación viguesa por liderar la colaboración estable entre ambos lados del Miño.

El Eixo acaba de lanzar unas propuesta bien planteada y desarrollada en un amplio documento presentado en Lisboa y Madrid para modificar el tratado bilateral de frontera entre España y Portugal, que data de inicios del siglo, para su sustitución por otro convenio que ponga al día las crecientes relaciones. Y que sirva de base jurídica para realizar actuaciones conjuntas en materias como las emergencias. Un ejemplo, los incendios en ambos lados, que podrían haber contado con ayuda rápida a través de un mecanismo que permita que bomberos, Protección Civil e incluso el Ejército pueda operar en circunstancias así. El Tratado de Valencia, que rige hoy y que fue firmado en la ciudad más alejada de la frontera, bien podría ser reemplazado por el Tratado de Valença, que seguramente se adaptaría mucho mejor al intercambio creciente en el Miño.  

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