El primer día del año se inaugura con el repaso a una serie de tradiciones, desde los comentarios sobre el vestido de Cristina pedroche en las campanadas de Antena 3 hasta el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena. Pero de un tiempo a esta parte se ha colado una nueva tradición, en el capítulo de las declaraciones: las bravatas del presidente norcoreano Kim Jong-un, que si el año pasado anunciaba que construiría un misil capaz de llegar a Estados Unidos, lo que ha conseguido ya, ahora presume de que tiene en su despacho el botón nuclear. El ‘hombre cohete’, como le llama Donald Trump, por el momento utiliza argumentos propios de la ‘guerra fría’ y dice que no utilizará las armas nucleares si no se siente amenazado. Pero esas consideraciones en boca de un dirigente tan peculiar no son nada fiables. La esperanza es que, en la tradición del próximo año, no haya que contar que, en efecto, utilizó el botón nuclear.
