Opinión

Ni un día más ni una mujer menos

El ocho de marzo no es un día más, es el día de la mujer y en esta ocasión la celebración debería de servir para poner en el punto de mira un problema que hay que afrontar: la violencia machista.
Por eso es una buena noticia que la huelga de hambre llevada a cabo por un grupo de mujeres en la Puerta del Sol de Madrid, haya dado sus frutos. 26 días después de comenzarla para solicitar un gran pacto que aborde el problema estas mujeres valientes han conseguido un compromiso del PSOE y del PP: El debate en el Parlamento de 25 medidas para afrontar la violencia machista.
Es de esperar que de esta iniciativa salgan soluciones que frene esta lacra que golpea a nuestra sociedad.
Lo primero que hay que hacer es convencer a las mujeres que no se callen, que denuncien a sus maltratadores. Nada de darles una oportunidad, nada de creerles cuando juran que nunca más volverán a levantar la mano, a agredirlas física o sicológicamente.
Pero eso sí, para que una mujer de el paso y denuncie a su maltratados las instituciones tienen que funcionar para protegerla.
Desde el minuto uno en que una mujer tenga el valor de denunciar a su maltratador tiene que saber que ya no va a estar sola, que se van a poner en marcha una serie de protocolos para garantizar su seguridad y la de sus hijos si es que los tiene. Que contara con un lugar donde refugiarse y sobre todo que cuando salga a la calle no tendrá que estar mirando atrás por miedo a que aparezca su verdugo.
No es fácil acabar con la violencia machista, es verdad, porque es difícil saber cuando y como va a levantar la mano el maltratador, pero sí es importante que las mujeres se conciencien que una vez que un hombre levanta la mano la levantará más veces.
También es importante la educación. Ponen los pelos de punta las encuestas y estudios sociológicos que muestran que buena parte de nuestros jóvenes son machistas y lo que es peor que chicas jovencísimas permiten a sus novios esos comportamientos creyendo que es una muestra de amor. Hay que enseñarlas a que no confundan el amor con la posesión, a que el amor nada tiene que ver con que un chico crea que eres de su propiedad y por tanto tiene derecho a todo. Hay que enseñarlas a que no pueden dejar que las reduzcan a la categoría de un objeto con el que se puede hacer lo que al otro le venga en gana.
Para esto es importante educar en el respeto y en los valores de igualdad desde la guardería. Y es imprescindible también no solo que los maltratadores reciban un duro castigo penal sino que sientan el rechazo de toda la sociedad.
Celebramos el día de la mujer envueltos en cifras, que si el trabajo femenino es más precario que el masculino, que si hay menos mujeres directivas que hombres, que incluso en el mundo laboral se penaliza la maternidad porque se prefiere a mujeres sin hijos, etc, etc, etc. Pero más allá de las cifras y de las palabras huecas el compromiso de todos debería de ser univoco: ni una mujer menos a cuenta de la violencia machista.

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