Berta Ojea llega en esta ocasión a Vigo con un congreso, el de Cultura e Igualdad, centrado en el audiovisual. Se celebrará en el Auditorio de Beiramar, este viernes y sábado.
Actriz, acostumbrada a platós y escenarios, hace ahora un llamamiento para participar en un foro.
Manejan porcentajes elevadísimos de discriminación de género en el audiovisual. ¿Es un contraste con la filosofía aperturista de la cultura?
La cultura tiene la obligación de ir por delante de la sociedad, pero en este caso va muy por detrás. El reflejo de las mujeres en el espejo no coincide con la imagen que de nosotras da. Hay mucho machismo a la hora de marcar contenidos y trucos para conseguir subvenciones de igualdad, acogiéndose a las profesiones femeninas por tradición (peluquería, maquillaje, vestuario), mientras dirección y producción quedan en manos masculinas.
¿No hay suficientes directoras ni productoras en este país?
Las hay. Pero no suelen apostar por el binomio directora-productora, y aunque triunfe la primera película, no hay garantías de hacer una segunda. Entre las actrices, la marginación por edad es muy fuerte, a partir de los 43 años dejan los papel protagonistas, mientras que en los hombres esto no pasa, consintiendo parejas desproporcionadas en edad. Reclamamos nuestro derecho a trabajar pero también respondemos ante nuestra responsabilidad social de mostrar la realidad, porque las mujeres tienen vida autónoma. Son grandes consumidoras de cultura y quieren verse reflejadas.
¿Por qué existe este techo de cristal? ¿Es lo que demanda la sociedad?
Es una manera de conseguir fondos para la producción porque entienden que el mercado funciona así. Pero llegará un momento en que dejen de hacerle caso porque no se corresponde con la realidad. Esta situación forma parte de una lucha global. En los últimos tiempos las grandes divas denuncian lo que están sufriendo, el hecho de que cobren menos y de que con los años dejan de existir para la industria. En realidad, las mujeres somos muy rentables, la prueba está en Suecia. La directora del Instituto de Cine Sueco decidió repartir los fondos al 50% entre propuestas de hombres y mujeres. A partir de entonces comenzaron a ganar premios, no solo porque apareció un potencial antes acallado, sino porque los hombres se esfuerzan más. En este congreso pretendemos ahondar en esto y sacar alternativas. La igualdad de géneros es una reclamación social.
Para concluir el congreso cuenta con María Teresa Fernández de la Vega. ¿Cuál será su aportación?
Es una gran defensora del feminismo y la igualdad. Hace diez años de la Ley de Igualdad y ella fue la primera vicepresidenta de un Gobierno español. El milagro es que aceptó venir. Hablará de feminismo del empoderamiento de la mujer y nombres femeninos de la Cultura. Además también tenemos una mesa con mujeres que actualmente ocupan un puesto en la política. Les haremos ver la necesidad de un plan específico de igualdad en la cultura, que pase por reducir la discriminación y proteger del acoso.
El acoso es otra de las bestias negras de la mujer en el audiovisual.
Hay acoso aquí como en todos los sectores. Hay micromachismos, pero es el momento de destapar las cosas que sucedían y de las que antes no se hablaba. Es muy fácil decir que las que son acosadas pueden denunciar, pero no se sabe cuánto se sufre, ni el miedo que pasa la víctima. Es algo muy duro.n
