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Merkel y Schulz certifican el pacto para la gran coalición

Merkel y Schulz se saludan tras anunciar el acuerdo que alcanzaron.
photo_camera Merkel y Schulz se saludan tras anunciar el acuerdo que alcanzaron.

El líder socialdemócrata tendrá que superar el rechazo de parte de sus compañeros al acuerdo

n n n La canciller alemana, Angela Merkel, se reivindicó como hábil negociadora al arrancar un preacuerdo al socialdemócrata Martin Schulz, quien deberá vencer el rechazo de parte de sus camaradas a un pacto arduo para que se materialice una coalición de gobierno. Ni Merkel ni el bávaro Horst Seehofer tienen que temer una presión inminente por parte de sus respectivos partidos, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su hermanada Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera.
Se parte de la base de que ambos lograrán que se ratifique lo acordado, no sólo porque el compromiso alcanzado se ajusta a las aspiraciones de su ala más compleja (la derechista, que exigía restricciones en materia migratoria), sino también porque sólo se requiere el visto bueno de sus respectivas ejecutivas.
Esa luz verde la logró Schulz, pero tiene todavía por delante el congreso extraordinario del Partido Socialdemócrata (SPD), el domingo 21, al que las juventudes de la formación, los Jusos, acuden dispuestas a plantar cara frontalmente a una nueva gran coalición. El líder de los Jusos, Kevin Kühnert, recrimina a Schulz que hizo campaña con la promesa de que con él no habría otra gran coalición dirigida por Merkel y de que impulsaría una "nueva política".
Si logra contener a las nuevas generaciones y a su ala izquierda, que echan de menos un auténtico sello socialdemócrata a lo acordado, tendrá ante sí la siguiente prueba, ya que se comprometió a someter un eventual pacto de coalición al voto vinculante de los militantes.

Negociación compleja
Se insistió mucho estos días en que el futuro de los tres líderes dependía del resultado exitoso de la ronda negociadora que se cerró ayer, tras 24 horas largas de discusiones finales. Fracasar habría dejado a Merkel aún más debilitada, después de que en las últimas elecciones la CDU/CSU obtuviera su segundo peor resultado desde 1949 (un 33%).
Seehofer atraviesa su propia crisis de liderazgo y su partido está concentrado en la campaña para las regionales que se celebrarán en otoño en la próspera Baviera, donde la CSU teme una caída de votos a favor de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). 
Ambos pueden tomarse ahora un pequeño respiro tras la intensa fase de negociación, en la que prosperaron buena parte de sus propuestas, como la limitación de la llegada de refugiados a 220.000 por año y del derecho a la reagrupación familiar a 1.000 personas por mes.
El futuro de Schulz está aún en entredicho, un año después de asumir las riendas del SPD con la misión de derrotar a Merkel para acabar hundiendo al partido en su mínimo histórico, un 20,5%. La erosión de electorado es un fenómeno común a las grandes formaciones, pero en el caso de los socialdemócratas es dramática.
Las reacciones positivas al acuerdo llegaron desde la vertiente política, con un Macron "feliz y satisfecho", pero también desde el punto de vista económico, con un euro que alcanzó ayer su mejor cotización frente al dólar en más de tres años. El Banco Central Europeo (BCE) fijó el tipo de cambio de referencia del euro en 1,2137 dólares.n

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