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Llaves, carteras y el DNI son los objetos que más se pierden

Zonas de copas, centros comerciales y playas los lugares más comunes de las denuncias

nnn En Vigo se pierden entre uno y dos dos carnés de identidad al día echando un simple vistazo a la mesa de los “objetos perdidos del mes” de la Policía Local. Carteras, con todo lo que contienen, y llaves de casa y de coches figuran con el número uno en la Oficina de Objetos Perdidos de la Policía Local de Vigo, situada en los bajos del Estadio de Balaídos. Allí todo está clasificado por fechas y por los lugares donde aparecen. Una vez allí, se intenta buscar al dueño. Calculan que entre un 15% y un 20% se logran devolver. Todos los documentos que tengan nombre, como el DNI y las tarjetas de todo tipo, permiten localizar el teléfono del dueño. Los que no aparecen se trasladan a la Comisaría, a Tráfico o al Sergas para que los busquen.
 Todos los meses llegan también objetos perdidos desde Vitrasa o abandonados en los taxis. En verano cambian un poco las cosas: aparecen más sombrillas que paraguas y se pierden más cosas en las playas. En Objetos Perdidos les consta que hay mucho robo de carteras en la zona del Casco Vello y Churruca, donde hay grupos organizados que cogen el dinero y tiran la cartera. “Si la dejan por ahí es una suerte, porque si van al contenedor ya no hay nada que hacer”. En los centros comerciales, parques y zonas de grandes aglomeraciones también se pierden muchos objetos, desde un carrito de bebé a un móvil, un portátil o unas gafas. Con las gafas han detectado que existe picaresca. Hay personas que van a buscar gafas, pero no son suyas. “Te piden el periódico para ver si leen bien con ellas o te dicen que las perdieron en Samil y resulta que aparecieron en el Vao, y otras veces ya habíamos contactado con el dueño. Supongo que es porque los cristales son muy caros”, explican. Los móviles llegan muchos menos de los que se denuncian (se los quedan) y hay pocos iphone porque “son inviolables, solo les sirven para vender piezas”. En cuanto a los móviles, apuntan que sería más fácil si las compañías localizasen el correo electrónico que tienen instalado para contactar con el propietario, pero “a nadie le interesa y al final se convierten en chatarra”. Llega también ropa (o maletas llenas) y al pasar varios meses la donan a centros de atención social.n
 

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