Opinión

Licencia para matar

Pues sí, dilecta leyente, un niño de 12 años de edad se ha convertido en la persona más joven en cumplir cadena perpetua en EEUU por matar a su hermano, de 2, a golpes. Cristian Fernández, que así se llama el angelito, se convirtió así en la persona más joven que va a pasar toda su vida en prisión. El citado adolescente  fue condenado por  golpear a su hermano David hasta la muerte en su casa de Jacksonville, en Florida. El pequeño murió a consecuencia de una fractura de cráneo que le causó una hemorragia en el cerebro.
Según el la sentencia, el presunto asesino se encontraba cuidando de su hermanastro mientras su madre, Biannela Susana, estaba fuera. Si a Cristian le fuera impuesta una condena juvenil, saldría de la cárcel a los 21, pero Cristian ya había maltratado a su hermano con anterioridad, rompiéndole una pierna en otra ocasión. Por ello, dado su historial de violencia, las autoridades decidieron considerarlo como un adulto.
“Tenemos que proteger a la sociedad de este hombre joven. Aplicar esta pena a un niño de 12 años es muy triste, pero es el único mecanismo legal que tenemos para proteger a la comunidad”, afirmó la acusación, que pidió que se lo tratara como a un adulto. “La población tiene derecho a estar protegida de él”, continuó. Y es que como dice el profesor de Criminología David Wilson, en la Universidad de la ciudad de Birmingham, en Estados Unidos la cada perpetua es una pena bastante común que  refleja la naturaleza excesivamente punitiva de su sistema de justicia criminal, consecuencia de la competencia entre las legislaturas de ambos partidos por mostrar lo duros que pueden ser con el crimen.
También fueron tratados como adultos, por falta de arrepentimiento, Robert Thompson y Jon Venables, dos niños ingleses de 10 años que en 1.993 secuestraron a James Patrick Bulger, de 2 años, de un centro comercial, en Liverpool, en un descuido de su madre, y lo torturaron salvajemente, por diversión, terminando por arrojarlo a la vía del tren para que éste culminase su atroz acción. Al parecer se inspiraron en la película de Chucky, el Muñeco Diabólico. Condenados a prisión, obtuvieron la condicional  8 años después y tuvieron que cambiarles la identidad para evitar represalias.  Estos, al menos, se salvaron de la Perpetua inglesa.
Si estos hechos hubieran ocurrido en España, habrían sido declarados inimputables judicialmente y no habrían pisado la prisión ni ningún centro de corrección de menores. No se les hubiera podido aplicar la Ley Penal del Menor, sencillamente habrían pasado a ser tutelados por la Comunidad Autónoma correspondiente como necesitados de protección, como los huérfanos o maltratados por sus padres. Y es que en España los menores de 14 años tienen “licencia para matar”.

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