Opinión

El lenguaje del gallo

Tengo para mí que la expresión dogmática de la que se vale Podemos para explicar su filosofía al sufrido pueblo hispano no solo inspira serias dudas y claros síntomas de titubeo, sino que es de un cursi y pretencioso que asombra en pleno siglo XXI. Podemos echa mano de todos los latiguillos y tópicos melifluos de los que es capaz, y compone un lenguaje que a veces bordea peligrosamente el ridículo porque parece construido para orientar las inclinaciones políticas de las criaturas de teta en lugar de dirigirse lisa y llanamente a una sociedad madura y exigente como es la nuestra tras años de aprendizaje y mucho rellenar lagunas. Podemos se adueña de símiles poéticos, frases rimbombantes, ideas románticas y pasajes de ensueño, y a veces se les va la mano en la semántica. Nos lo están demostrando en este diálogo que mantienen Errejón e Iglesias usando un vehículo tan moderno como las redes sociales para ello, pero demostrando que el diálogo es muy florido pero tan afectado y relamido que da pena leerlo.
Errejón e Iglesias han llegado a las manos dialécticas sin quebrantar su supuesta camaradería por una cuestión de conceptos y ya dijo el gran Manquilla aquello de “el concepto es el concepto”. El que manda por ahora en el partido que es Iglesias, apuesta por regresar a los orígenes, olvidar aquellas veleidades de corte socialdemócrata con las que él mismo especuló no hace tanto tiempo, y retomar el ideario de acoso y derribo a los ricos y poderosos que en sus orígenes Podemos denominó “la casta”. Errejón, por su parte, defiende un nuevo modelo que procure la captación de clientela en las filas de la clase media  procurando encandilar en lugar de dar miedo. Iglesias quiere el palo y Errejón la zanahoria, y  como ambos forman parte de un colectivo que le ha sacado un gran rendimiento a las nuevas tecnologías, establecen su debate en twitter a la luz del día y sin disimulos, cuestión de la que se sienten muy satisfechos. Pero…
Sospecho que tanto compañerismo y tanta ámbito idílico esconde sin embargo una guerra abierta por el poder, la culminación de un proceso de maduración política que llega tarde o temprano porque la condición humana es una, irreductible y ambiciosa. Errejón e Iglesias ya son dos gallos en un mismo gallinero y eso termina con uno sin cresta.
 

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