Opinión

La irrupción de Macron

Hay algo en la estrategia política de Emmanuel Macron que me recuerda a la de José Luis Rodríguez Zapatero cuando ganó el congreso en el que fue elegido secretario general. En esos momentos (casi tanto como ahora) el PSOE se hallaba sumido en una profunda depresión, sin liderazgo ni proyecto. Y entonces Zapatero se plantó en el escenario y "vendió" esperanza y optimismo. Recuerdo su primera frase: "pues yo no creo que estemos tan mal...". En ese momento los delegados del congreso revivieron.
Ahora, en una Francia deprimida y harta de los dos grandes partidos que la han gobernado desde mediados de los cuarenta, con un problema de identidad porque ha perdido "fuelle" su "grandeur" y con una población menos homogénea, la del interior y las grandes capitales, en este momento digo, un joven que apenas roza los cuarenta, se ha hecho con el santo y seña "vendiendo" optimismo, asegurando que tiene el "remedio" para salir de la crisis que les embarga.
El triunfo de Macron en la primera vuelta de las elecciones ha sido recibido con alivio por parte de la Unión Europea. En Macron reconocen a uno de los suyos, una nueva versión de ese híbrido político que viene a denominarse "centrista" y que es una síntesis de la socialdemocracia y el conservadurismo.
Con Macron no habrá sorpresas por eso los mercados han reaccionado aliviados lo mismo que los burócratas de Bruxelas.
Más allá de su optimismo no parece que vaya a sorprender con ninguna decisión que ponga en riesgo los fundamentos de la política tradicional en Europa.
En realidad, hasta ahora, el principal valor de Emmanuel Macron es la renovación, el cambio de "estilo", la puesta al día de esa síntesis política, socialdemocracia y conservadurismo que han venido alternándose en la mayoría de los gobiernos europeos.
O sea que es más de lo mismo pero con un "lifting", con un perfecto lavado de cara. De ahí el alivio de los que mandan en la política europea y en los mercados.
Pero ojo, no se puede ignorar la realidad y aunque Macron se convierta en presidente porque conservadores y socialistas acudan en su apoyo todos a una, lo cierto es que Marine Le Pen ha pasado también a la segunda vuelta y ha obtenido un buen resultado, lo que evidencia que Francia está cambiando profundamente y que el populismo no ha sido ni mucho menos derrotado sino simplemente superado por un puñado de votos.
En cuanto al Partido Socialista Francés es evidente que está agotado y que sus militantes han hecho una mala elección al designar a a Benoît Hamon como su candidato. Simplemente se han equivocado. Y es que una cosa son los militantes y otra los ciudadanos que van a votar. Y que quieren, los militantes suelen ser muy endogámicos. En el PSOE deberían sacar conclusiones sobre lo sucedido en Francia. Vamos, digo yo.

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