Opinión

la autovía que no es autovía

La autovía Vigo-Porriño ni es autovía ni va a Porriño, sino a Tui. O más allá, ya que se pensó como primer tramo de la autovía a Madrid, la A-52. Incluso llevó su nombre durante un tiempo, pero quizá a los responsables de Fomento les pareció demasiado y se lo retiraron. Sobre la A-55, consenso absoluto: tiene un tráfico demencial y un trazado impropio de una carretera de alta capacidad, producto de su nacimiento como una vía general desdoblada. Con los años se mejoraron algunas curvas y sobre todo se llenó de radares y límites de velocidad -a 60 hora- para al menos reducir la siniestralidad, lo que se ha conseguido a medidas: hay los mismos accidentes pero sin víctimas mortales. Fomento puso en marcha una reforma que se ha quedado a medidas y paralizada por un cambio administrativo que ha complicado todavía más la conducción.
Con estos datos, la única solución razonable es un nuevo trazado, que será el tercero para unir Vigo con Porriño tras la A-55 actual y la AP-9, el tramo de la autopista del Atlántico con menos éxito, apenas 6.500 coches. La nueva conexión supondrá el enésimo reconocimiento de lo caro que resulta hacer obras baratas pero eso es ya lo de menos. Hay un trazado propuesto y aprobado con un túnel de 10 kilómetros desde el Meixoeiro hasta los Molinos en Mos que evitará toda las curvas y la subida y bajada infernal de Puxeiros. Antes o después se hará: son 170 millones y la Xunta ha pedido al Gobierno que se incluya en el plan de inversiones extraordinarias de forma preferente. Pese a ello todavía quedará por resolver la pobre conexión actual de la A-55 con la A-52, hoy con un carril único de entrada y salida. Fue ahí precisamente donde se produjo el accidente. Continuará...

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