Opinión

Felipe cumple 50 años, sin un “Estatuto de la Corona”

50 años de Felipe VI: Ni el PSOE ni el PP se han atrevido a redactar el indispensable borrador de “Estatuto de la Corona” y, ante necesaria reforma de la Constitución, todo indica que se pretende pasar de puntillas sobre la monarquía (que ni siquiera es un tema de debate en la agenda del ayer republicano PSOE), Que éste no sea el momento de tratarlo, no supone que los españoles no podamos reclamar el derecho a opinar que nos fue arrebatado durante la transición, impidiendo elegir realmente entre la forma de la Jefatura del Estado.
Algunas fuerzas políticas ya pidieron que, tras la abdicación del Rey Juan Carlos I, se consultara al país sobre la continuidad de la institución que aquel encarnaba o la opción republicana. Se daría ocasión a las nuevas generaciones de refrendar el pacto constitucional. Es preciso devolver la palabra a los españoles, porque se deben superar, entendemos, las limitaciones que se impusieron como consecuencia de ese gran acuerdo para lo cual no sólo se arbitraron los mecanismos que  impidieron el debate y la formulación de alternativas, como la forma de constituir el estado y su jefatura, que era el anhelo de millones de españoles, sino que tanto la fórmula del Estado de las autonomías como la monarquía formaron parte de un todo sólidamente cerrado, sin que cupiera otra alternativa que aceptar eso o nada en el referéndum de 1978.
Y no debemos olvidar que está pendiente de desarrollar un “Estatuto de la Familia Real” o “Ley de la Corona”.  Dolores de Cospedal, como secretaria general del PP, en su día, al referirse al posible Estatuto de la Familia Real, dijo que “el asunto debe tratase con mucha tranquilidad y prudencia para buscar un acuerdo entre todos los partidos porque merece una reflexión pausada y no al socaire de una u otra noticia”. Pero el PSOE fue mucho más claro y directo que el PP a la hora de proteger a al Rey y su entorno. Para Elena Valenciano, sólo era preciso “elegir el momento adecuado para modernizar la monarquía”. El presidente Zapatero, durante su mandato, dejó claro que el PSOE no consideraba “prioritario” regular el acceso de los miembros de dicha familia a las empresas privadas, sus relaciones con entidades financieras y la propia transparencia y control parlamentario, como ocurre en otras monarquías, de los gastos de Palacio. 
Por su cuenta, Felipe VI ha ido dejando caer, por su cuenta –sin duda, adecuadamente asesorado para adelantarse a los acontecimientos- algunas medidas rápidamente difundidas, tales como que las infantas no podrán ejercer actividades privadas o que él o su familia han de ser prudentes a la hora de recibir regalos. No deja de ser algo apenas perceptible y simbólico.

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