Cartas al director

La estiba y su monopolio amenazan la estabilidad del Gobierno

Ello ya fue catalogada por la CE como ilegal y contraria a su ordenamiento jurídico. Y sería contraproducente no cumplir dicha sentencia. Eso lo saben todos los políticos de nuestro país, pero su afán destructor no le permite reaccionar y buscar diálogo y consenso con el Gobierno de turno. Así escenificaron ayer en el Congreso Nacional, un espectáculo circense negativo y provocativo al que nos veremos abocados, no solo al pago de la multa millonaria, también a las consecuencias del desprestigio internacional que ello acarrea y la inestabilidad peligrosa de un gobierno en minoría.
En democracia, los monopolios no están permitidos y deben ser castigados con la ley en la mano, como así lo dictaminó el Tribunal Constitucional de la Comunidad Europea. Ello le permite al Estado, intervenir y garantizar una actividad tan delicada como, sin duda es, la estiba en los puertos españoles, que debe ser regulada como también lo era en su día los controladores aéreos en los aeropuertos. Y no le tembló el pulso a Zapatero para decretar su intervención. Y no pasó nada y todo, paulatinamente volvió a la normalidad. 
Hoy el Gobierno de turno, vive la reminiscencia de sus incongruentes decisiones, lo pudo haber hecho y no lo hizo, en tiempo y forma, motivación más que suficiente para que los adversarios políticos y sus aliados circunstanciales le pasan su factura (al cobro), dejándole solo ante el peligro y a España sumida en una peligrosa incertidumbre política.
Tal vez estemos viviendo hoy un aviso más que ya colma abusivamente la paciencia ciudadana. Es la pasividad que, mal utilizada y peor interpretada, ya se une hoy al diálogo ramplón que, como arma visible para el camuflaje, ya utilizan hoy los terminales mediáticos y sus lacayos tertulianos de la nueva izquierda, que aparentemente este Gobierno acepta con su diálogo de sordos con los estibadores y con Cataluña, donde unos proponen abusivamente y otros callan y otorgan sin rechistar. Ello lo obligan a reaccionar adecuadamente sobre este y otros casos, peligrosos y dañinos para la convivencia y la unidad nacional, la que hoy nos ocupa y preocupa, que deberá resolver este Gobierno, gobernando y convenciendo con hechos y no con problemas vagos e inconcebibles concesiones por inaceptables y aberrantes.
Los acontecimientos por venir son una incógnita para los españoles, que  hoy viven entre susto o muerte. Que solo los que pueden liberar una gran dosis de responsabilidad ciudadana y política, con el apego incondicional a los principios y valores que hicieron posible estos cuarenta años de progreso en democracia y libertad. Permitir su asalto o destrucción sería una traición a la patria, que no podemos permitirnos. Para ello reclamamos la responsabilidad de la oposición y la firmeza del Gobierno, para tomar decisiones oportunas, valientes y creíbles, para gobernar y convencer, ayudado por un Partido Popular seguro de sí mismo y regenerado en su estructura interna. Tal vez esté aquí la clave para el retorno masivo de quienes confundidos, se alejaron de su vera y dejaron de votarles.
No me asusta la maldad de los malos, pero si me aterroriza la indiferencia y cobardía de los buenos. Palabras de Mahatma Gandhi.