Opinión

El espejismo económico de agosto

El espejismo de muchos pueblos que vuelven a la vida durante unas semanas volviéndose a llenar de gente, y que a la vuelta de septiembre volverán a quedar vacíos. Un agosto que nos deja un reguero de casas en venta en nuestro rural, y no estoy hablando de esas casas viejas medió derruidas que a todos se nos viene a la mente. No, estoy hablando de esas casonas construidas con los ahorros de la emigración y que ahora sus descendientes, hijos o nietos, no se quieren hacer cargo de estas y de los gastos que originan su conservación. Esta es la dura realidad de este verano y que algunos obvian simplemente porque no tienen soluciones a los problemas. Problemática que afecta a toda la economía. Así, el mes de julio fue un mes irregular para las ventas del comercio minorista y el sector servicios. Todo lo contrario de este mes de agosto donde el repunte del consumo ha contribuido a salvar un verano que no ha sido lo que se esperaba, económicamente hablando. Hay que decir que me preocupa de forma especial, el devenir del comercio de proximidad, amenazado por nuevos hábitos de consumo y por el comercio electrónico, a lo que añadiría falta de políticas económicas certeras. Y en mi ciudad, Ourense, es más que visible los efectos de esta problemática al visualizar en cualquiera de nuestras calles negocios que anuncian su liquidación por cierre, mientras nuestros cargos públicos están de vacaciones a cuenta de nuestros impuestos. Los mismos impuestos que aún tienen que pagar los que tienen que cerrar su negocio, o lo tienen en precario y no pueden ni siquiera disfrutar de unos días de descanso. 
La realidad, es que la ligera mejoría en el mes de junio de las ventas en comercio, del 0,6% interanual, no ha alcanzado, una vez más, al pequeño y mediano comercio, cuyas ventas han caído un -1,8% con respecto al mismo mes del año pasado, mientras el resto de formatos comerciales se mantienen o incluso siguen creciendo. Una tendencia preocupante que se sigue observando de manera ininterrumpida desde el mes de febrero.Defiendo personalmente y tajantemente, la necesidad de adoptar medidas urgentes, encaminadas a salvar al comercio de proximidad y que giren en torno a tres objetivos básicos: restablecer una política ordenada de rebajas y promociones, reducir la brecha digital en las pymes de comercio, así como revisar la fiscalidad del sector, que en este momento resta competitividad al pequeño y mediano comercio. 
Asimismo, debe ponerse el foco en medidas como impulsar acciones de dinamización comercial en los núcleos urbanos, de manera que se cree un clima favorable en zonas comerciales estratégicas que garantice un equilibrio comercial entre formatos. 
De no adoptarse un plan urgente de ayuda al comercio de toda la vida, el cierre de establecimientos comerciales este año puede ser histórico, dejando en una situación complicada y desesperada a miles de empresarios y autónomos del comercio y sus empleados. 
Estos son los problemas reales de nuestra sociedad y quiero recordar que, en nuestra comunidad, Galicia, de las 200.000 actividades económicas existentes más de 108.000 son autónomos sin empleados. Personas resolutivas y menos vividores a cuenta de lo público es lo que nos hace falta. Así de cristalino.

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