Opinión

SOBRE ESPADA RECAREY

La verdad es que me estoy portando mal con Espada.


Es nada menos que Vigués Distinguido (1990), Medalla de la Ciudad de Vigo (1994) y Medalla Castelao (2011).


Y el año 2002 fue nombrado por el Pleno de la Corporación de Vigo como Valedor de la Ciudad.


Actualmente es Presidente de la Fundación de Vigueses Distinguidos.


La verdad es que no todo el mundo vigués sabe que es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad compostelana y que el mismo grado tiene en Química Aplicada concedido por la Universidad de Manchester.


Su vida profesional la dedicó siempre a la docencia y a la investigación. Así, fue bolsero, durante siete años, del Consejo Superior de Invesigaciones Científicas y miembro del Patronato de Igualdad de Opoertunidades, del British Council y de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos.


En este sentido de docencia y de control o dirección tendré que señalar que en 1976 pasó de la Universidad de Cataluña a Escuela Superior de Ingenieros Industriales Vigueses y que desde 1989 hasta 1994 fue Rector de la Universidad de VIgo, llegando tras otros cargos de responsabilidad a ser Profesor Emérito de la Universidad de Vigo.


Siempre en este sentido dirigió tesis doctorales (20), 93 proyectos de Carrera y publicó mas de 30 libros y monografías sobre temas relacionados con la Universidad.


Y ahora que hablo de sus libros quiero citar como interesantísimo para conocer los intríngulis y problemática el titulado 'Discapacidad' estudio sobre desempleo y de las situaciones de la juventud de hoy que servirá tras la revisión y dedicación al encuentro de posibilidades de empleo.


Y eso sí que sería una alegría para don Luis. Se lo merece.




Remato, Luis, con ese soneto que escribí en 1997.


Nombre de rey y de apellido Espada


luchó con gran audacia y gran talento


para traer a Vigo en su momento


la independencia siempre deseada,


de la Universidad. Su destacada


actuación -razón y sentimiento-,


consiguió el absoluto asentamiento


de la Universidad consolidada.


Su sacrificio, a veces no entendido,


-él, que feliz investigando se halla-,


y su gesto valiente y decidido


los premió la ciudad con su Medalla


de ejemplar ciudadano distinguido.


¡Recordado será por donde vaya!

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