Opinión

Escocia no es Cataluña

Desde que comenzó la campaña de independencia de Cataluña muchos amigos y conocidos me han preguntado, por ser escoces, de la situación en Escocia que desde varios años existía un movimiento similar de separatismo. Al principio no le di mucha importancia porque aún no había razones para sospechar actividad hasta que en el 2011 el parlamento escoces liderado por el partido nacionalista propuso la moción de un referéndum. A partir de ese momento comenzaron los preparativos, y de acuerdo a la ley debía ser ratificado y permitido por al parlamento británico en Westminster. Ya es consabido de que 3 años más tarde, el 18 de septiembre, 2014 se celebró dicho referéndum con el resultado de 55.3% en contra y 44.7% a favor de independencia. Hasta aquí los hechos, ahora las diferencias. El primero era que en Escocia quienes tenían derecho a votar eran todos los residentes empadronados incluidos ciudadanos ingleses, galeses e irlandeses del norte, pero también los de la Commonwealth, y más importante, ciudadanos de la Unión Europea, incluido españoles. La segunda gran diferencia era en el visto bueno del gobierno británico. En ningún momento existió conflicto entre los ciudadanos. Pero la tercera gran diferencia era en la mismísima campaña donde se discutió públicamente todos los pormenores y las ventajas al que proponían ambos bandos del referéndum. La lista era interminable, desde los efectos en la agricultura al control de fronteras, desde defensa (con temas tan importantes como la OTAN y el poder nuclear) a la energía y finalmente lo más importante: la economía. Cataluña se ha basado principalmente en el idioma y su cultura. Ahora bien, la situación ha cambiado radicalmente en el que ahora las diferencias son aún mayores. El Reino Unido y España gozan de ser miembros de la Unión Europea, el primero desde 1973 y el segundo en 1986 con todos las ventajas y privilegios. ¡Ah! Pero en junio del 2016 el Reino Unido decidió tener un referéndum para mandar a la porra a los europeos o quedarse en el club. ¿Qué ocurrió? Por ley estaban incluidos las 4 regiones británicas. Los ingleses votaron ‘Ir’, los escoceses e irlandeses del norte ‘quedar’ y los galeses una especie de ‘ir’ pero con reservas. De repente, de un porrazo comenzó una nueva razón para que Escocia propusiera otro referéndum de independencia. Pero una vez más hay que insistir en la diferencia. En el caso de Cataluña, la Unión Europea ya le había manifestado que su independencia supondría automáticamente ser expulsado del club europeo mientras que el resto de España seguiría como socio. En el caso de Escocia es Inglaterra la que ha impulsado una salida y no Escocia. ¿Qué ha pasado en estos últimos meses? Una vez más el parlamento escoces discutió retomar el tema de un nuevo referéndum mientras que el gobierno de Westminster le ha dicho que por ahora ni hablar. Mientras, y aquí llega otra diferencia, la primera ministra escocesa ha tenido reuniones con la Comisión Europea para informarse de que sería su posición una vez que Brexit entre en efecto en el 2019. Los dirigentes del Govern de Cataluña no han sido recibido en Bruselas, aunque a ambos se les ha confirmado que tendrían que ponerse en la lista de espera para entrar nuevamente al club. Es en este siguiente efecto donde existe una similitud. Tanto Escocia como Cataluña, cara a Europa perderían los privilegios, España seguiría gozando de la Zona Shenguen y el Euro, y el Reino Unido estaría fuera con su libra esterlina. Esto es, por ahora la situación actual. Vaya a saber lo que ocurre a partir de ahora.

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