Opinión

Errores de bulto

Hay ocasiones en que más vale estar callado del todo y ser prudente. Me lo digo a mi misma que hace tan sólo unos días escribía que este gobierno había generado una buena dosis de esperanza. Vamos, que estaban en estado de gracia.
Debería de haberme mordido la lengua y haber esperado un poco más para hablar de esperanza. Y es que no hay nada tan volátil como la esperanza que pueden despertar los políticos. Las esperanzas en política se deshacen tan rápidamente como un azucarillo en el café.
Por lo pronto hemos asistido a un acción de propaganda burda en pro de Pedro Sánchez al que nos lo han enseñado corriendo por los jardines de la Moncloa y en un avión despachando con sus colaboradores, con gafas puestas incluidas. Pero sobre todo instando a fijarnos en las manos del Presidente. No sé a quien se le ocurrió semejante despropósito pero Sánchez debería de dejar de hacer caso al autor de lo de las manos presidenciales.
Pero esto no es nada. Menudo espectáculo el Gobierno está dando en el asunto RTVE. Se lo montaban de "estupendos", de adalides de la libertad y la profesionalidad en RTVE y mire usted que a las primeras de cambio nos hemos enterado que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se habían repartido la tele como si de un cromo se tratara. Estos días hemos visto que su respeto por la independencia de RTVE es inexistente. Vamos, que son como todos sino peores.
Menos mal que los compañeros de RTVE se han plantado afeando la conducta a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias. Por cierto vamos descubriendo que en realidad el vicepresidente in pectore del gobierno es Iglesias.
Un día de estos Pedro Sánchez debería de contarnos a los ciudadanos no solo sus compromisos con los partidos nacionalistas que le invistieron como presidente, sino por sus acuerdos con Podemos. Está claro que Pablo Iglesias tiene mando en plaza.
Otra sorpresa ha sido la actitud meliflua de Pedro Sánchez ante los disparates dichos por Joaquín Torras nada menos que en Washington y que fueron respondidos con contundencia por el embajador español. Sánchez en vez de respaldar al embajador tiró balones fuera. Por si fuera poco tampoco ha movido un dedo ante el desafío de los independentistas catalanes poniendo trabas al Rey en sus recientes visitas a Cataluña. Resulta que al Jefe del Estado se le ningunea por parte de Torras y compañía pero el Gobierno mira hacia otro lado no vaya a ser que se le enfaden los que se atreven a semejantes ninguneos. En fin, en pocos días Sánchez y los suyos han cometido los primeros errores. Lo peor es que no son errores pequeños y que están provocando las primeras decepciones.

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