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El enigma del millonario luso

Carlos Inácio Pintos continúa en prisión preventivo investigado por intento de asesinato
photo_camera Carlos Inácio Pintos continúa en prisión preventivo investigado por intento de asesinato

La Policía Judiciaria investigó por tráfico de mujeres  al hombre que presuntamente  intentó matar a su mujer con una maza de cantero en un hotel vigués

El presunto intento de asesinato ocurrido hace unos meses en un céntrico hotel vigués de un millonario portugués a su mujer sigue    rodeado de incógnitas. La última información sobre el caso, recogida en el sumario, apunta a que Carlos Inácio Pintos, de 56 años,   fue investigado por la Policía Judiciaria por tráfico de mujeres procedentes de Brasil, según consta en el atestado remitido por el país luso. En dicho atestado se asegura no obstante que dicha investigación no llegó a dar resultados para incriminar directamente al ingeniero, que cuenta con una condena en primera instancia en su país por blanqueo de capitales.
Pintos, que continúa en prisión preventiva, alegó en su declaración judicial que fue su mujer quien le atacó primero. Sin embargo, los informes forenses confirman que las lesiones que presenta su pareja  son compatibles con la versión dada por ella y en la que asegura que fue él quien la abordó por la espalda con una maza de cantero cuando acababa de salir de la ducha.
También se recoge en dichos informes que Pintos no sufrió un infarto cuando llegaron los sanitarios sino un ataque de ansiedad por el que fue ingresado al padecer una afección cardiaca.
El próximo 14 de diciembre comenzará en el Juzgado de Violencia la tanda de declaraciones de los testigos de uno de los casos más enigmáticos ocurridos en la ciudad. Entre ellos, la de una empleada del hotel que ayudó a la víctima al encontrársela en el pasillo cubierta de sangre. La joven, que cuando conoció a su marido solo tenía 19 años, sufrió varios golpes en la cabeza que le dejaron una herida de 22 centímetros de longitud que requirió de 26 grapas, además de otras lesiones como un hematoma interno en la parte posterior también de la cabeza.
Ella asegura que él se le puso encima tras los golpes y la agarró por el cuello. 
Además, declarará otra pareja que estaba hospedada en el hotel en la habitación del al lado y que aseguró a la Policía que no había escuchado nada.

“No me quiero morir”, repetía la joven 

 Tras la agresión, la víctima fue ayudada por unas empleadas del hotel. Mientras esperaba por la ambulancia, la joven repetía “no me quiero morir” mientras se mostraba especialmente nerviosa. 
La mujer siempre declaró que no se esperaba lo ocurrido y mientras su marido le acusa a ella del primer ataque, supuestamente por venganza al descubrir que no tenía el  patrimonio que decía tener,  la víctima sostiene que no se explica el porqué de lo ocurrido.
En el sumario también se recoge que ella tenía un seguro de vida cuya cuantía por fallecimiento accidental se duplicaba si éste se producía fuera de Portugal. El investigado habría negado en su declaración que ese fuera un motivo pues la cuantía a cobrar no superaría los 300.000 euros. Sobre la maza, ninguno sabe de dónde salió. Sólo hay un momento en el que se separan cuando él baja al parking para, según dice, buscar el móvil en el coche.n

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